martes, 10 de marzo de 2009

Alfredo Zitarrosa cumpliría hoy 73 años

Alfredo Zitarrosa nació en Montevideo, el 10 de marzo de 1936, como Alfredo Iribarne –apellido materno-, luego adoptó el apellido Durán, por los tíos que lo criaron, hasta que finalmente, en su adolescencia un argentino –llamado Alfredo Zitarrosa- se casa con su madre y le da el apellido definitivo con el cual sería conocido mundialmente.

Su vida en una zona rural de Uruguay hasta su adolescencia, influye notoriamente en lo que será su repertorio musical, esencialmente de raíz campesina. "No soy folclorista; soy cantor popular uruguayo, y mi canto es fundamentalmente de raíz campesina; todo es milonga, milonga madre, madre incluso del tango y del candombe...".

Desde muy joven trabajó como locutor en radio El Espectador y como periodista colaborando en el semanario Marcha que dirigía Carlos Quijano. En la radio El Espectador, era el encargado de leer al aire los editoriales que escribía su amigo Vicente Basso Maglio, de quién aprendió el oficio de periodista.

Luego de un viaje por Perú, donde casi por casualidad debuta como cantor en un programa de televisión en el Canal 13, canta por primera vez profesionalmente, en 1964, en el auditorio del SODRE (Servicio Oficial de Difusión Radioeléctrica) en Montevideo. "Al regresar a Uruguay, fui locutor de cabina y luego locutor de cámaras en Montecarlo TV Canal 4. También escribí cuentos en Acción y fui periodista en Marcha…”

Su primer disco, “Canta Zitarrosa”, un disco doble que en esa época se conocía como extended simple tiene en la cara A, Milonga para una niña y El Cambá y en la cara B, Mire amigo y Recordándote. Este disco abre el camino para la difusión de la música nacional de este género en Uruguay, compitiendo en ventas con el fenómeno popular de esa época: The Beatles.

El 29 de febrero de 1968, Alfredo Zitarrosa se casa con Nancy Marino, con quién tiene dos hijas: Carla Moriana y María Serena. Sus dos hijas fueron inspiradoras de dos bellísimas canciones: Para Carla Moriana y María Serena mía.

Debido a su militancia política, las canciones de Zitarrosa son prohibidas en Uruguay a partir de las elecciones de 1971 y esa prohibición se consolida con la dictadura cívico-militar de 1973.

Con el recrudecimiento de la persecución, lo convencen de salir de Uruguay rumbo a Argentina en 1976, hasta el comienzo de la dictadura militar, donde decide viajar a España, país donde vive hasta abril de 1979.

Se radica más tarde en México, donde aparte de cantar, trabaja como periodista en el diario Excelsior y en Radio Educación. A pesar de que esa época, según el propio Zitarrosa, es la menos creativa debido al dolor por el desarraigo y el exilio obligado, graba y edita varios discos en España, México y Venezuela. Participa en diversos festivales internacionales, como abanderado de la lucha a favor de la libertad del pueblo uruguayo y de otras naciones, y como referente ineludible del canto popular uruguayo y latinoamericano.

Desde 1965 hasta 1988, Zitarrosa grabó aproximadamente cuarenta discos, en diferentes países, pero fundamentalmente en Uruguay y Argentina. Recibió innumerables distinciones y premios, entre las que se destaca la Condecoración con la Orden “Francisco de Miranda” otorgada por el gobierno de Venezuela en 1978.

En 1983, con el advenimiento de la democracia en Argentina, Zitarrosa vive un tiempo en Buenos Aires y realiza un recital memorable en el estadio Obras Sanitarias. De ese recital, queda como testimonio, un disco grabado en vivo; “Zitarrosa en Argentina”, con los temas quizás más conocidos, como El violín de Becho, Si te vas, P’al que se va, Stefanie, Adagio a mi país, entre otros.En el estadio de Obras Sanitarias y ante una multitud al grito de ¡Uruguay, Uruguay! Zitarrosa dice en la presentación: “Queridos hermanos, queridos hermanos uruguayos, queridos hermanos argentinos, queridos hermanos quienes no sean uruguayos ni argentinos. La ausencia ha sido larga, el exilio es duro. Mi canción tiene una sola razón de ser y son ustedes, muchas gracias. Ojalá a partir de esta noche, ustedes me autoricen a seguir cantando en nombre de mi tierra”. Y piensa en un pronto regreso a Uruguay, lo que ocurre ocho meses después.

El 31 de marzo de 1984 Alfredo Zitarrosa regresa a Uruguay y es recibido por una multitud que lo aclama y lo acompaña desde el Aeropuerto Internacional de Carrasco, por todo Montevideo. Un Zitarrosa emocionado, con la profunda alegría por el reencuentro con su tierra, con los amigos, define ese momento como la experiencia más importante de su vida.

El 17 de enero de 1989, dos meses antes de cumplir los 53 años, Alfredo Zitarrosa murió. Su pueblo, el mismo que cuatro años antes lo había recibido en el aeropuerto de Carrasco, volvió a salir a la calle para acompañarlo y ubicarlo casi en la categoría de mito popular.

Guillermo Pellegrino, autor del libro Cantares del alma, una biografía de Zitarrosa, sostiene que este gran cantor uruguayo “ya está cerca de la categoría de mito, es un tipo que logra un lugar muy difícil; un consenso casi generalizado, lo quieren los jóvenes artistas de rock, lo veneran; y gente aún más joven también, tal vez un chiquilín no lo conoce, pero al tiempito ya sabe quién es Zitarrosa por los padres, porque su figura está, se ven fotos, se habla de él, se escucha su música y yo creo que va en camino de tener una dimensión más grande aún. Creo que con el tiempo va para eso; y también es increíble la veneración que hay por él en Buenos Aires y que se repite en todo el interior”.

Claudio Carraud
ccarraud@hotmail.com

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