viernes, 28 de marzo de 2008

Cuando la soberbia nubla la razón

Conflicto gobierno vs. campo
A la soberbia se la define como: altivez y arrogancia del que por creerse superior desprecia y humilla a los demás.
San Agustín, obispo y filósofo, dijo que "la soberbia no es grandeza, es hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano". ¡Cuanta sabiduría!
Soberbia -en extremo- es lo que ha demostrado esta semana el gobierno nacional. El supuesto gobierno de todos. Nuestra presidenta -la presidenta de todos los argentinos-, según su propia definición, no hizo otra cosa que demostrar que la soberbia le está nublando la razón. En su discurso del martes pasado declaró que: "Ahora vemos los piquetes de la abundancia" y al finalizar su discurso echó más leña al conflicto diciendo que “ No me voy a someter a ninguna extorsión”. Estas declaraciones no solo encolerizó a la gente del campo, sino que Cristina Fernández de Kirchner redobló la apuesta en la pulseada entre el gobierno y el campo, desafiando a los ruralistas y despertando el enojo de los mansos.
Lo que era impensado para el gobierno, ocurrió horas más tarde, cuando miles de personas ganaron las calles e hicieron sentir el golpeteo clásico de las cacerolas que otrora fuera el símbolo de la protesta popular contra el gobierno de Fernando de la Rúa.
La gente salió a manifestarse en las calles y los medios de comunicación, poco a poco empezaron a hacerse eco de lo que pasaba. Fue notable, en este sentido, el manejo que hicieron algunos canales de televisión. Mientras la señal de noticias Crónica mostraba diferentes puntos de Buenos Aires, como Barrio Norte, Belgrano, Caballito, donde se empezaba a juntar en forma espontánea la gente para protestar; TN (Todo Noticias) y Canal 13, dos medios del grupo Clarín, mostraban solamente lo que pasaba en el interior del país. Cuando la protesta comenzó a tomar dimensiones muy importantes y columnas de manifestantes se encaminaban hacia Plaza de Mayo, no quedó otro remedio que mostrar las imágenes de lo que estaba sucediendo.
La instrucción que salió desde el seno del gobierno nacional, la noche del martes, hacia los medios de comunicación, fue la de mostrar y entrevistar solamente al presidente de la Sociedad Rural Argentina, Luciano Miguens, y no a los responsables de las demás entidades ruralistas, tratando así de asociar el campo a la imagen de Miguens.
El papel que jugó la televisión tuvo un efecto retroalimentador en la gente. A medida que se mostraba lo que estaba sucediendo en la ciudad, más personas se volcaban a las calles.

Luis D’Elía: la fuerza de choque del gobierno
Durante la protesta popular en apoyo al campo, el martes a la noche, ningún integrante del gobierno quiso hacer ningún tipo de declaración. Y era lógico; no tenían la menor idea de que decir. La respuesta del gobierno fue, minutos más tarde, enviar una fuerza de choque, liderada por Luis D’Elía, para intentar disolver a la multitud que se había reunido en Plaza de Mayo, y liberando de policías toda la zona para que las agrupaciones de piqueteros pudieran actuar libremente. Por supuesto que nadie del gobierno se hizo cargo del accionar de D’Elía y el mismo jefe de gabinete Alberto Fernández, en declaraciones radiales realizadas al día siguiente, aclaró que Luis D’Elía había actuado por iniciativa propia y en forma espontánea, cosa que nadie cree, ya que D’Elía no mueve un dedo sin tener autorización del ex presidente Néstor Kirchner.
Cabe destacar que la actuación y el discurso de Luis D’Elía es realmente lamentable y genera vergüenza ajena. La noche del martes declaró que los manifestantes del campo eran los oligarcas de Belgrano, Recoleta, Barrio Norte y Palermo. Lo que ignora aparentemente D’Elía es que en esos barrios porteños se concentran la mayoría de los estudiantes universitarios que vienen del interior del país, debido a la cercanía con las facultades y que éstos fueron en gran número los manifestantes de Plaza de Mayo, a quienes él y su fuerza de choque agredían verbal y físicamente.

¿Apoyo al campo o enojo popular?
El análisis que se debiera hacer es, si la manifestación popular o el “cacerolazo”, como se prefiera llamar, fue un apoyo sincero al campo o producto del malestar general de los ciudadanos comunes. A mí entender, se trató de las dos cosas: por un lado la protesta de aquellos que de alguna u otra manera tienen que ver con el campo, y por otro quienes, no teniendo ningún tipo de contacto con el sector rural, salieron a la calle para manifestar el descontento y el malestar con el gobierno. Ese malestar no es reciente, y tiene que ver con los manejos que ha realizado el gobierno nacional con diferentes temas que afectan a la opinión pública: llámese inflación, INDEC, gasto público, fondos reservados, etc. En la Plaza de Mayo hubo muchas personas que confesaban que no tenían absolutamente nada que ver con el campo pero, decían, no soportaban la soberbia del gobierno.

El discurso de Cristina
Finalmente el jueves por la noche, en el acto de Parque Norte, la presidenta Cristina Kirchner, bajó notablemente el tono que había tenido su discurso anterior y llamó al diálogo, pidiendo “humildemente que levanten el paro”. Lamentablemente el discurso era uno y la imagen era otra. Por un lado la presidenta pidiendo “humildemente” y por otro lado la imagen de Luis D’Elía, presente en el acto, después de protagonizar incidentes dos noches seguidas. Hábilmente, Cristina dejó abierta la puerta del diálogo, sin ningún tipo de propuesta, cediéndoles a los ruralistas la responsabilidad de aceptar o seguir con el paro. Esto es importante porque, de la reacción que tengan las entidades del campo dependerá la posición que tome la opinión pública, que hasta ahora está claramente a favor del campo. Esperemos que en los actores de esta crisis, finalmente prevalezca la cordura, la razón y la concordia.

Claudio Carraud
ccarraud@hotmail.com
Publicado en Gualeguay al día el 30/03/08

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