sábado, 2 de mayo de 2009

A la caza de un gigante

A 27 años del hundimiento del crucero “General Belgrano”


William “Billy” Guinea era el suboficial encargado de la identificación de barcos en el submarino nuclear “HMS Conqueror”. Era especializado en identificar barcos rusos que eran los únicos con los que se había topado el Conqueror, hasta abril de 1982.
Cuando estalló el conflicto del Atlántico Sur a Guinea le ordenaron estudiar detalladamente los barcos de la flota argentina. Buscó información en la base donde estaba el Conqueror, en Faslane –Escocia-, pero no encontró material que le sirviera. Así que le pidió al fotógrafo de la base que le copiara y ampliara las ilustraciones del “Jane’s Fighting Ships”, un libro de referencia de publicación anual, que trata sobre todos los navíos de guerra del mundo ordenados por país, y que incluye información sobre los nombres, dimensiones y armamento, además de siluetas identificativas y fotografías.
El 4 de abril de 1982 el Conqueror zarpó rumbo al Atlántico sur al mando del comandante Chris Wredford-Brown, su nuevo capitán.
Durante las próximas dos semanas de travesía hasta llegar a la zona de exclusión total, la tripulación del submarino nuclear se dedicó a hacer prácticas de ataque y de control de fuego. Todos eran conscientes de que el primer error de un tripulante de submarino, en la mayoría de los casos, es el último.
Una vez que el submarino llegó a su destino –la zona de exclusión- y comenzó a patrullar, la sensación de la tripulación era de total aburrimiento. Los días transcurrían iguales uno tras otros: seis horas de guardia y el resto era para dormir, ver películas de guerra, jugar a las cartas, o leer.
Todo era monótono hasta la tarde del 1 de mayo donde todo cambió. El Conqueror detectó la presencia de tres barcos. A Billy Guinea le tocó el turno de demostrar lo que había aprendido estudiando con el “Jane’s Fighting Ships”. Le costó muy poco tiempo detectar e identificar a dos destructores argentinos: el “Piedra Buena” y el “Hipólito Bouchard” y el crucero de 10.650 toneladas “General Belgrano”, comandado por el capitán Héctor Bonzo de 49 años de edad.
Algunos sostienen que el crucero General Belgrano estaba de patrulla a 50 millas al suroeste de la zona de exclusión, con un rumbo de 270 grados, navegando hacia el oeste buscando el continente argentino y que la orden que tenía era de no adentrarse en la zona. Otros, en cambio, afirman que el barco de la Armada Argentina era una amenaza muy seria porque tenía una considerable potencia de fuego, con cañones de 15,6 pulgadas, de trece millas de alcance y misiles antiaéreos Sea Cat.

Crucero General Belgrano

Lo cierto es que la flota argentina preparaba un ataque a los buques ingleses que estaban dando apoyo al bombardeo a Puerto Argentino.
El 1 de mayo los ingleses interceptaron las órdenes dadas por el vicealmirante Juan José Lombardo a las 19.03. Para ese entonces, hacía más de cinco horas que Billy Guinea había divisado e identificado al crucero argentino y el Conqueror había comenzado su cacería mortal.
Las Task Force (Fuerza de tarea conjunta) habían recibido un informe sobre la ofensiva argentina que decía: se cree que un gran ataque argentino está planeado para el 2 de mayo. El Belgrano se despliega para atacar al sur de las Falklans (…)
El gobierno británico había declarado una zona de exclusión de 200 millas alrededor de las Islas Malvinas, pero el problema consistía en saber dónde se situaba el centro para poder calcular el radio. El suboficial Billy Guinea, responsable de la navegación del Conqueror no tenía órdenes específicas sobre esta cuestión. Consultó al comandante Chris Wredford-Brown y eligió un punto en el mapa en el Estrecho de Falkland que separa la Malvina Oriental de la Occidental y trazó un círculo alrededor.
Sabía que no había manera de comunicarle a la flota argentina sobre esta zona de exclusión, pero más allá de donde cayera la línea de demarcación, cualquier barco de guerra argentino que saliera a navegar unas millas fuera de la costa, ya era una amenaza para la flota británica.
A las dos y diez de la tarde del domingo 2 de mayo, el Conqueror recibió la autorización para atacar el Belgrano. El capitán Wredford-Brown le ordenó al oficial de torpedos Billie Budding cargar los antiguos torpedos Mark 8.
A las 15.57 el Conqueror disparó el primer torpedo estando a menos de 3 millas de distancia. Dio al Belgrano en la proa de babor, matando a cerca de 10 hombres que estaban en ese lugar. El segundo torpedo dio en la popa. La mayoría de las víctimas estaban en la cantina del barco o en los dormitorios.
Al cabo de diez minutos el Belgrano se inclinó unos 15 grados a babor y diez minutos después, la inclinación llegaba a 21 grados.
El capitán Héctor Bonzo se dio cuenta que no había nada más por hacer y a las 16.23 dio la orden de abandonar el barco. Como los equipos de comunicaciones estaban destruidos por las explosiones, la orden se fue pasando de hombre a hombre y a voces. Se tiraron al agua 70 botes con capacidad para 20 hombres cada uno, y debido a la inclinación del barco, que era cada vez mayor, la tripulación pudo bajar por el costado del barco. En el crucero General Belgrano viajaban 1.093 tripulantes. Murieron 323.
El domingo 2 de mayo de 1982, la historia argentina escribiría una de sus páginas más tristes de la guerra de Malvinas.


Claudio Carraud
ccarraud@hotmail.com

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