sábado, 6 de septiembre de 2008

Recuerdos de la radio

35 años de Radio Gualeguay


No sé con exactitud cuando comenzó mi atracción por la radio. El recuerdo más temprano que tengo es el de mi padre almorzando y escuchando en la radio a Antonio Carrizo en “La vida y el canto”, a principios de la década del ’70. Mientras él almorzaba, mi hermana y yo estábamos casi listos para ir a la escuela Castelli y esperábamos los 25 centavos para comprar un paquete de “Manón” en el quiosco de la esquina.
Como mi madre estaba en la escuela dando clases, la radio le hacía compañía a mi viejo y a mí me quedó para siempre grabada la voz de Carrizo con su particular estilo diciendo: “La vida y el can-tó por Rivadavia”, alargando la ene y acentuando el tó. Quizás por esos años naciera mi cariño y mi vocación por la radio.
Guardo en mi memoria la imagen de un chico de siete años, con el wincofón y los discos de colores de esa época; una lámpara de escritorio -haciendo las veces de micrófono- y las páginas amarillas de la guía de teléfonos de donde podía leer los avisos publicitarios. Así, yo jugaba a la radio.
Cuando Gualeguay tuvo su radio me transformé, sin proponérmelo, en uno más de los tantos oyentes para los que la radio pasó a ser parte de su historia personal.
Quién no escuchó alguna vez en las eternas siestas pueblerinas a Panchi Cosso en Prohibido Fumar, o algún radioteatro como El León de Francia, en aquellos primeros años de la radio. Quién no se transformó en oyente fiel de la mañana llena de información en Espontánea con Mario Alarcón Muñiz, o La revista de la tarde con Roberto Romani. La radio es parte de la historia de la ciudad y de sus habitantes.

Un día de invierno de 1977, jugaba la Liga de Gualeguay con la de Nogoyá en la cancha de Central. Yo tenía doce años y fui solo a ver el partido en una tarde soleada de domingo.
El equipo deportivo de la radio transmitía desde la cabina ubicada en lo alto de la tribuna con tablones de madera. Durante el partido, muy despacio –como pidiendo permiso- me fui acercando para ver como relataba Panchi Cosso. Me gustaba ver los auriculares, los micrófonos y sentir que yo era parte de ese mundo. Cuando la tarde caía, el partido había concluido y la gente se iba de la cancha, yo estaba pegado a Manuel Paco Lazo -el locutor comercial- escuchando por sus auriculares la repetición de un gol en el relato grabado emitido desde el estudio de la radio.
La sensación que sentí esa tarde, nunca la podré olvidar. Seis años después, volví a subir a esa cabina de transmisión, formando parte del equipo deportivo de la radio. En ese instante sentí que había cumplido con ese chico que una tarde de domingo, soñó sentirse parte de la radio.
Mis comienzos en la radio

Miguel Diorio, Roberto Romani, Claudio Carraud, Mario Alarcón.


Terminé la secundaria en diciembre del ’82 y la mañana del 3 de enero del ‘83, pocos días antes de cumplir los 18 años, subí por primera vez las escaleras de la radio. Me esperaba Mario Alarcón Muñiz en la oficina de la dirección donde, desde temprano, preparaba la producción para Espontánea.
- ¿Así que te gusta la radio?- me preguntó Mario.
- Sí –le respondí- quiero ser locutor y periodista.
- Bueno, ahora vas a venir al estudio, te vas a sentar al lado mío y vas a cebar mate.
De esta forma empecé, haciendo solamente eso, cebando mate durante dos semanas consecutivas. Con esto, Mario –casi sin proponérselo- dejó muy en claro que tenía que ganarme un lugar y que eso no iba a ser tarea fácil. Pero mi vocación, mis ganas y mi paciencia eran infinitas. Así -poco a poco- me fui ganando un lugar en la radio, donde pude aprender con periodistas de la talla de Mario Alarcón y Roberto Romani.
Una voz particular
Desde chico, a mí me había llamado la atención una voz en particular de las que escuchaba en la radio, era una voz clara y potente. Y a esa voz yo le había imaginado una cara, totalmente antojadiza. Muchos años después, cuando comencé a trabajar en LT 38, pude conocer a quien tenía esa voz que yo escuchaba desde hacía muchos años. Era Miguel Diorio, por esos años, el informativista de Espontánea. Junto a Miguel aprendí a cortar las noticias que llegaban -en esa época- vía teletipo, armar los informativos y a conseguir notas por teléfono para el programa que conducía Mario Alarcón.
En mis comienzos, Miguel me aconsejó y me brindó la posibilidad de trabajar junto a él en Autódromo y Camino. Tiempo después compartimos la locución comercial en el equipo deportivo de la radio, hasta que en 1986, decidí dejar mi trabajo en la radio y viajar a Buenos Aires para estudiar periodismo.

Los años han pasado, pero el cariño hacia esa escuela que fue LT 38 sigue intacto en mí, porque la radio ha sido una parte inolvidable de mi vida y yo tuve la fortuna de formar parte de la vida de la radio.

Claudio Carraud
ccarraud@hotmail.com
Publicado en Gualeguay al día el 07/09/08

5 comentarios:

Horacio Ricardo Palma dijo...

En mis siestas, en mis mateadas con la vieja por la mañana, en los viajes...la radio ha sido siempre la mágica compañía de los lindos silencios que tiene mi tierra.
Una calandra, el grito de un tero, el mensajero del éter...y la voz inonfundible de Panchi Cosso con su Prohibido Fumarrrr...el progra de, y para la juventud...
Hay...recuerdos que no voy a olvidar, cantó alguien ayer. Y yo lo canto hoy.
Claudio, gracias por los recuerdos, por escribir con el corazón. Eso siempre se nota. Y está bueno.
Horacio

Claudio Carraud dijo...

Gracias por tus palabras Horacio. Un abrazo

Silvina Carraud dijo...

Claudio, lo que omitís es que cuando terminaste la secundaria estudiaste el profesorado para la enseñanza primaria. Aunque no hayas ejercido, vaya para vos mis felicitaciones por el Día del Maestro.
Besos.
Silvina

Claudio Carraud dijo...

Muchas gracias Silvina.

Unknown dijo...

Hola Claudio. Hoy estuve en Gualeguay buscando los recuerdos queridos de mi infancia. Me saqué una fotografía en Chacabuco 32. Una alegría inmensa. Soy de Ibicuy. Mensajero del Eter sigue en el aire? O como podré conseguir algún audio del programa para recordar. Muchas gracias y me gustó mucho tu historia de cómo te fuiste acercando a la radio hasta pertenecer. Realmente encantado.
Saludos,
Omar Barrios desde Ibicuy.