domingo, 14 de marzo de 2010

Jorge Guinzburg, un grande del periodismo humorístico

A dos años de su muerte





“Solo era pequeño de estatura” dijo Joan Manuel Serrat cuando, muy apesadumbrado, hablaba sobre la muerte de Jorge Guinzburg. Para muchos la frase de Serrat era tan cierta como el cariño que tenía la gente por este periodista, humorista, creativo publicitario, productor de teatro, guionista de radio y televisión.

Guinzburg era una persona muy querida en el ambiente artístico y por el común de la gente. Había obtenido el cariño y el respeto de todos, por su buen humor y por la maravillosa cualidad de saber reírse de sí mismo.

Talentoso como pocos, logró dejar su impronta en la televisión argentina donde alcanzó la popularidad pero antes había trabajado en distintos medios gráficos y en radio.

La mañana del 12 de marzo de 2008 cuando se conoció su muerte ocurrida en el sanatorio Mater Dei, todos los medios de comunicación se hicieron eco de la penosa noticia aunque días antes se sabía que su estado de salud era delicado. Tenía 59 años y sus restos fueron despedidos en un multitudinario adiós en el cementerio de La Tablada en el gran Buenos Aires.

El último ciclo de su programa Mañanas Informales en Canal 13 había logrado en 2007 un notable éxito para un programa de televisión en un horario marginal, donde Guinzburg desplegaba su oficio de humorista, periodista y conductor acompañado por Ernestina Pais.


Una de las anécdotas de ese programa, que quedó en el recuerdo, fue cuando jugaron una apuesta él y Gastón Recondo, columnista deportivo del programa. Por esa apuesta, perdida por Guinzburg, el conductor tuvo que afeitarse su prominente bigote – parte totalmente impuesta de su fisonomía personal - en cámara.

El 23 de marzo de 2007, Recondo comentó al aire que quería bajar de peso para llegar al 4 de mayo, día de su cumpleaños, pesando 83 kilos o menos. Guinzburg, quien aparentemente no tenía mucha fe en su compañero, dijo en cámara: “si vos pesás 83 kilos o menos, yo me saco el bigote”. Así quedó planteado el desafío que unos meses después hizo que se cumpliera la apuesta en vivo en Mañanas Informales.

Su debut en televisión
Guinzburg había hecho su debut frente a las cámaras de televisión en 1986 en La noticia rebelde en Argentina Televisora Color (ATC), hoy Canal 7, en el horario central de las 19. El programa era conducido por Adolfo Castello, Jorge Becerra, Nicolás Repetto, Carlos Abrevaya y Jorge Guinzburg.

El propio Nicolás Repetto recordaba hace unos días atrás en una nota que le realizaron en una radio, que él había trabajado con Becerra y Castello en Semanario Insólito, programa pionero en su género periodístico-humorístico que conducían además Raúl Portal y Virginia Hanglin en ATC en 1982 y 1983, y años después Raúl Becerra le propone hacer un programa (La noticia rebelde) con “dos nuevos”, conocidos del propio Becerra, esos dos nuevos eran Abrevaya y Guinzburg.

Luego del ciclo La noticia rebelde, y una vez aprendido el oficio de la televisión, Guinzburg ideó otros programas como Peor es nada donde trabajó junto a Fontova; Tres tristes tigres del trece, junto a dos de los Midachi: el Chino Volpato y Dady Brieva; y uno sus programas más recordados, La Biblia y el calefón.

Los comienzos
Guinzburg había comenzado su carrera junto a Carlos Abrevaya a principios de la década del ‘70 como guionistas de un programa que tenía Juan Carlos Mareco (Pinocho) en Radio Rivadavia y luego cumpliendo la misma tarea en el Fontana Show conducido por Cacho Fontana.

Años más tarde los dos formaron parte de Satiricón, revista creada por Carlos y Oscar Blotta y Andrés Cascioli; que contaba entre sus huestes a Mario Mactas, Alejandro Dolina, Carlos Ulanovsky, Roberto Fontanarrosa, entre otros.

Guinzburg también formó parte de la revista Humor, dirigida por Andrés Cascioli desde 1978, que tuvo una importante participación en el humor político de nuestro país durante el último gobierno militar.

Los premios
Jorge Guinzburg fue, sin dudas, un generador permanente de ideas que aprovechó el humor para llegar mucho más allá en lo periodístico.

Durante su vida recibió importantes premios nacionales e internacionales. Tal vez los más significativos fueron: el Premio Konex de Platino como mejor conductor de la década (1990/2000) y varios Martín Fierro en conducción, creación y producción de varios ciclos.

Nada más acertado que la frase del Nano Serrat: Guinzburg solo era pequeño de estatura.


Claudio Carraud


lunes, 8 de marzo de 2010

Emma Barrandeguy, una mujer que se rebeló frente a la hipocresía

Se cumplen 96 años de su nacimiento
Desde los balcones del cuarto piso, en el despacho de la Vieja, como la llamábamos, vi pasar los hombres que marchaban hacia Plaza de Mayo el 17 de octubre. Nos acompañaba Giudici, dirigente comunista. Mientras, en el piso de abajo, en la Redacción, alguien que vio a esos hombres sudorosos que se habían sacado el saco los calificó de "descamisados".
(“Trabajar”, del libro Habitaciones de Emma Barrandeguy)

Emma Barrandeguy es uno de los referentes de la cultura que enorgullecen Gualeguay. Tuvo la dicha de codearse, desde su trabajo en el diario Crítica de Natalio Botana, con las personalidades que marcaron la cultura argentina en las décadas del ’30, ’40 y ’50.
La poeta y narradora gualeya nació el 8 de marzo de 1914. Por esos años Salvadora Medina Onrubia –más tarde esposa de Botana y de quién Emma fue secretaria privada- vivía en Gualeguay.

En 1937, luego de recibirse se maestra y de estudiar idiomas, Emma Barrandeguy se radicó en Buenos Aires.

“Hice de todo – contaba en un reportaje en el diario Página 12-, trabajé como voluntaria en el Instituto de Orientación Vocacional con 19 psicólogas, imagínense lo que era eso; hice traducciones para El Ateneo y Emecé, estudié la carrera de Filosofía a los 50 años, vendí alhajas por toda la ciudad, menos a los policías y a los maestros, porque ésos nunca pagaban, abracé el anarquismo y las mateadas con mis amigos anarquistas en la biblioteca de la Federación Libertaria Argentina de la calle Brasil, trabajé durante dos décadas para el diario Crítica y fui la secretaria privada de Salvadora Medina Onrubia, la esposa del dueño de Crítica, Natalio Botana.”

Salvadora -sobre quien Emma escribió un libro- era anarquista; poeta y dramaturga; sentía atracción por la magia negra y por ambos sexos. Según Barrandeguy, fue una luchadora, una mujer increíble y escribir acerca de ella, abordar esa convivencia y transformarla en páginas de una biografía fue algo tan inevitable como respirar o dormir.

Conocí del diario Crítica las postrimerías de una época de esplendor. Mi experiencia de Buenos Aires comenzaba y mis sentidos acostumbrados a la provincia se adaptaban mal todavía a la vida ciudadana. Al salir del hospital de Roffo donde hacía de nurse me inicié en Contaduría, en el cuarto piso, y mi trabajo era hacer los sobres de las liquidaciones, tarea que se apresuraba hacia el fin de cada quincena, pero que me dejaba horas libres para leer sobre el escritorio a escondidas o mirar los plátanos de la Avenida de Mayo.
(“Trabajar”, del libro Habitaciones)

Emma Barrandeguy se inclinó hacia la poesía desde muy chica. “Desde los 6 años, diría yo. Un día, Nieve, mi madre, me trajo un libro de Margarita Abella Caprile, que era familiar de los Mitre, y leí algo que todavía hoy recuerdo con asombro: en su prólogo decía que había que perdonar a la poeta porque escribía bordando en bastidor. Es increíble, pensé entonces, si la poesía es un acto que sale por todos los vientos.”

Dueña de una natural humildad, dijo una vez en una conferencia: “Ustedes creen que mi obra es buena; pues yo no. No creo en la inspiración, por lo tanto la poesía viene cuando la hoja en blanco dice algo. Por eso creo que toda vida es novelable y todo el mundo puede llenar una página.”

La vasta obra de Barrandeguy se compone de: Las puertas (Poesía) y El andamio (Relato), 1964; Amor saca amor (Teatro), 1970; No digo que mi país es poderoso (Ensayo), 1982; Los pobladores (Relato), 1983; Crónica de medio siglo (Crónica novelada), 1984; Refracciones (Poesía), 1986; Camino hecho (Poesía), 1991; Salvadora, una mujer de “Crítica” (Biografía), 1997; Habitaciones (Prosa novela), escrita a fines de la década del ’50 y publicada en 2002; Mastronardi-Gombrowicz. Una amistad singular (Ensayo), 2004.

Sobre la poeta gualeya escribió hace poco tiempo Marcelo Leites a propósito de la publicación de Poesías completas. “Fue una marginal, una disidente, una mujer que se rebeló frente a la hipocresía de las instituciones y costumbres, frente a la ruindad del mundillo provinciano. Difícilmente pueda encontrarse otro caso similar dentro de la ya vasta historia de la literatura entrerriana. Gradualmente Emma se fue quitando todas las máscaras hasta quedar completamente desnuda, cosa que sucede hacia el final de su vida, cuando decide publicar su obra Habitaciones, en el año 2002, libro escrito, sin embargo, a fines de 1950”.

En una entrevista realizada por Pablo Guercovich, a raíz de la publicación de Habitaciones, y ante la pregunta de si había tratado en algún otro libro el tema de la bisexualidad la escritora afirmaba que “nunca; pero no quería morirme sin hacerlo explícito. Es una forma de luchar contra la discriminación. Haciendo que una persona supuestamente muy distinguida por su literatura pase de pronto a ser una lesbiana. Eso es lo que hay que desear: que una lesbiana se integre no por sus preferencias sexuales sino por sus méritos. La vida privada no tiene nada que ver”.

Los últimos años de su vida los pasó en Gualeguay disfrutando de su casa, de su jardín. “Me gusta sentarme en la galería. En verano vienen golondrinas de California, atraviesan el Amazonas y van al río. Al atardecer les enseñan a volar a los pichones y a cazar los alimentos en el aire. Por las noches mi hermana se va a dormir y yo vuelvo a mi rutina de escritura para el diario local del domingo. En esta época se respira felicidad”.

Emma murió en su pueblo natal, a los 92 años, el 19 de diciembre de 2006.
En 1979 escribió:

Me moriré sin vos, eso es sabido; / tus ojos no vendrán antes de irme / y en vano esperará tus dedos firmes / mi mano, que en caricias has sentido.
Te morirás sin mí, no habré podido / en tu final mirada repetirme, / pero sé que fugaz, al despedirme / una lágrima sola habrás vertido.
Aunque el cariño su lealtad señale, / otros seres pusimos como un muro / entre nosotros dos y fue cobarde.
Si todo indica que ya no hay futuro, / en mi poesía está y no es alarde / que lo mejor de mí por siempre es tuyo.

Claudio Carraud
ccarraud@hotmail.com

Fernando Fader, representante de nuestra identidad pictórica

Se cumplen 75 años de la muerte del gran artista plástico





Fernando Fader es uno de los pintores más destacados en la historia de las artes plásticas argentinas del siglo XX.

Fader, que no había nacido en nuestro país sino en Francia, se propuso representar un arte nacional; quizá por eso sostenía que había nacido en Mendoza lo que ha traído confusiones con respecto a su verdadero origen.

Nació en Burdeos, Francia, el 11 de abril de 1882. Su familia se trasladó a Mendoza cuando él tenía 4 años. Hijo de Carlos Fader -reconocido ingeniero naval de origen alemán- y de la vizcondesa francesa Celia de Bonneval.

Realizó los estudios primarios en Francia viviendo con la familia materna y luego los estudios secundarios en Alemania donde vivió con la familia de su padre. Esos años de soledad lejos de su familia más cercana marcaron, en cierta manera, su personalidad y el propio Fader la recordaba como “una niñez solitaria, triste y errática”.

Cuando termina sus estudios y regresa a Mendoza, el joven Fernando le cuenta a su padre que quería ser pintor. El ingeniero Fader decide regalarle un viaje a Europa y le aconseja que aproveche para repensar su decisión.
En el transcurso de ese viaje, recorriendo museos y pinacotecas, se va afianzando su vocación por las artes plásticas. Cuando se cumple el año, Fernando envía un telegrama a su padre con una sola palabra: “persisto”. Su padre le contesta: “lo sabía”.

Fader viaja a Alemania para comenzar sus estudios de pintura y tiene la opción de estudiar con dos maestros: Frank Von Ziuk, pintor de estilo simbolista que realizaba desnudos femeninos y masculinos vinculados a temas mitológicos y literarios; y Heinrich Von Zugel, partidario de la pintura al aire libre con temas de paisajes y animales. Fader se inclina por este último y comienza a estudiar en su escuela desde 1900 hasta 1904, año en que regresa a vivir a Mendoza, donde da clases de pintura y expone en el living de la casa paterna.

Al año siguiente comienza su reconocimiento como artista. Ese año expuso en Buenos Aires una serie de obras entre el que estaba una llamado “La chula”, cuadro que impresiona a un conocido crítico de arte de la época, Supertino Del Campo. Este escribe un artículo en el diario La Nación donde afirma que “no existe en la Argentina un pintor capaz de pintar de esa manera, Fernando Fader es un pródigo que desborda talento y que el día de mañana nos asombrará con su obra total”. El joven artista de 23 años logra un impulso importante en su carrera y lo vincula a los destacados pintores de la época.

Ese mismo año su padre, el ingeniero Carlos Fader que estaba abocado a construir una usina hidroeléctrica en Cacheuta, Mendoza, fallece. Fernando debe hacerse cargo de los negocios familiares lo que hace que comience a alejarse de la pintura.


En 1906 se casa con Adela Guiñazú -quien había sido su alumna-, hija de un terrateniente mendocino. Con ella tendrá tres hijos: Raúl, César y Adela.


Desde 1909 Fader se dedica a la empresa familiar y se aleja de la pintura, pero en 1913 un terrible aluvión que desciende de la precordillera arrasa con todos los bienes de los Fader-Guiñazú y lleva a la quiebra a la familia.


Tal vez liberado de las obligaciones de mantener la empresa familiar, Fader decide retomar definitivamente la pintura. Se muda a una modesta casa en la calle Olleros en el barrio de Belgrano, en Buenos Aires y comienza un nuevo período de su producción. A partir de 1915 expone y sus obras comienzan a lograr premios y cotizaciones importantes lo que le permite vivir del arte.


Ese mismo año debido a una enfermedad pulmonar y ante el diagnóstico de seis meses de vida que le habían dado los médicos, le recomiendan viajar a Córdoba donde el aire puede ser beneficioso para su salud.


Se instala en Deán Funes y un tiempo más tarde construye su casa en Loza Corral en el departamento de Ischilín, donde continúa pintando. El diagnóstico de los médicos no se cumple; Fader seguirá trabajando en sus cuadros hasta casi tres años antes de su muerte, ocurrida el 28 de febrero de 1935.


Sus notables obras, sus “empastes” vivos, logran impresionar el ojo de quien lo ve y conmueven el alma. Sus paisajes son representativos de una importante porción del arte argentino del siglo pasado.


Diana Wechsler, doctora en Historia del Arte afirma que “hacia finales del siglo XIX y frente al creciente aluvión inmigratorio que llegó a la Argentina, emerge el debate en torno de la constitución de la identidad nacional. Las artes plásticas se involucran tempranamente en este debate que recorre –con distintas alternativas- las primeras décadas del siglo XX. El tema del paisaje nacional se presenta como un espacio donde desarrollar una estética vinculada con este propósito de delinear una identidad”.


Sin dudas Fernando Fader como Cesáreo Bernaldo de Quirós, Benito Quinquela Martín, Ernesto de la Cárcova, entre otros, forman parte de nuestra identidad pictórica nacional.

Claudio Carraud

ccarraud@hotmail.com

Publicado el 28 de febrero y 1 de marzo en EL DIARIO de Gualeguay, El Día de Gualeguay y Análisis Digital (Paraná)

Cuestionamientos y denuncias a la gestión municipal


La administración del intendente Luis Erro comenzó a transitar su tercer año con serios cuestionamientos a su gestión. A los ya consabidos problemas que, desde hace muchos meses, atraviesa la relación entre el Ejecutivo municipal y el Concejo Deliberante, se han sumado cuestionamientos de los vecinos, denuncias en tribunales y críticas de varios sectores políticos, incluso desde el mismo partido Justicialista.


Los hechos de violencia vividos la noche de carnaval del 6 de febrero en el corsódromo - cuando los desmanes no pudieron ser controlados por la seguridad privada, ante la ausencia de personal policial suficiente y donde afortunadamente no hubo que lamentar heridos graves- trajeron aparejadas duras críticas al municipio, responsable de la organización del espectáculo y por consiguiente de la seguridad en el mismo.


Para las noches subsiguientes la seguridad pasó a manos de la policía, fuerza pública que debió encargarse desde la primera noche, pero dejó en evidencia la negligencia de quienes deben tomar ciertas decisiones en el ámbito municipal.



La denuncia del ex tesorero Estapé
En los primeros días de este mes el ex tesorero de la municipalidad, Rodolfo Estapé (desplazado de su cargo el 15 de enero pasado mediante decreto), radicó una denuncia judicial que sobrevino en un allanamiento en las oficinas del municipio en busca de documentación por pedido de la Fiscalía a cargo del doctor Darío Crespo y del Juez de Instrucción Daniel Alle. La presentación efectuada por Estapé tiene relación con supuestas irregularidades en la tesorería municipal.

Matorras, a cargo de la coordinación de las secretarías, en declaraciones periodísticas, minimizó el allanamiento y la denuncia del ex tesorero. "Como los hechos se desconocen no puedo aseverar que esto sea grave, pero recuerdo que los allanamientos no son exclusivos de esta gestión. Ya ha habido otros hechos que han terminado en la justicia, dijo Matorras. No es que lo minimice de un modo extremo porque toda denuncia requiere atención pero si estamos denunciando desprolijidades administrativas, muchas veces no son delito. No todo error o negligencia puede ser constitutivo de un delito, máxime en el caso de la administración pública donde se exige un dolo directo".


Tal vez tenga razón Matorras y la denuncia de Estapé no debería llamar demasiado la atención a la opinión pública. Pero sí llama -y mucho- la atención que en el lapso de 15 días se produzca una nueva denuncia. Esta vez realizada por Cristian Etulain, vecino damnificado por el tornado del 12 de enero pasado.


La denuncia de los vecinos afectados por el tornado
Cristian Etulain rechazó la ayuda del municipio y se ha transformado en un emblema de los vecinos que luchan por una ayuda a través de créditos los que, hasta ahora, no han sido otorgados.


El viernes 12 de febrero, al cumplirse un mes del tornado, el grupo de vecinos que encabezan Etulain junto a Celeste Beltzer llevaron al municipio una torta adornada con una casa destruida -que simbolizaba las viviendas azotadas por el tornado- en señal de protesta por los créditos y la asistencia prometida luego del temporal y que aún ha quedado solo en eso...promesas.


Cristian Etulain dijo que "no nos sentimos cómodos con esta situación. Hablan mal de nosotros, hablamos mal de ellos, pero la gente tiene que recuperar la fuerza para terminar con esta clase política que nos desbasta. En todos lados meten algo, la mano o cualquier cosa. El estado tiene obligaciones con nosotros. Ojo que no queremos que nos den algo porque yo devolví las chapas, y encima nos trataron de avivados. Queremos sí un crédito que pagaremos de nuestro bolsillo".


En este sentido vale recordar la conmovedora carta pública que escribió Nora Cosso, vecina damnificada por el tornado, dirigida al secretario de Gobierno Rubén Matorras, donde en un párrafo dice: Ayer lo vi de nuevo al Pichi Etulain , llegar con su vieja bicicleta al taller y en silencio asentir con sus ojos cansados la actitud digna de su hijo Cristian que cargaba las chapas que el estado le acercó para mitigar tanta pérdida, y que el con tanta dignidad devolvió en el corralón. Que lástima que no pudo ver su mirada, es duro para el viejo que por ahí se hable mal del hijo injustamente, es duro...Quizás leer esta carta le lleve más de 3 minutos, o no, todo depende...Le quiero pedir un favor: necesito, exijo que usted me diga quienes son los "vecinos avivados", "que buscan confundir y pretenden sacar ventaja sobre los demás damnificados" según sus propias palabras dichas en radio Gualeguay y publicada en el semanario "El Día de Gualeguay", hace unos días los que firmamos el petitorio también fuimos bastardeados por un ex-funcionario de acción social.


El mismo Cristian Etulain radicó una denuncia judicial esta semana y aunque no pudo explicar los motivos, por el secreto de sumario, es de suponer que la misma tiene relación con el manejo en la entrega de material a los afectados por el tornado.


Es importante remarcar que el sentimiento de Etulain es compartido por muchos vecinos que se han hecho eco de los cuestionamientos; hasta han circulado cadenas de mails sobre este tema criticando a la clase política dirigente de nuestra ciudad.


Por su parte, la municipalidad hizo llegar a los medios la información sobre la cantidad de familias asistidas luego del temporal del 12 de enero. Sobre 344 familias relevadas desde el municipio fueron atendidas 189. Según estos datos fueron entregadas 1417 chapas de cinc, 500 chapas de fibro asfalto, 4.000 metros cuadrados de nylon negro, 2.400 metros lineales de tirantes y clavadores de madera, 60 colchones y casi 100 módulos alimenticios.


Jodor se sumó a las críticas y a las denuncias
Para poner más polémica sobre el tema del ex tesorero municipal, el diputado provincial y ex intendente José Jodor, en declaraciones realizadas esta semana en Radio Gualeguay, criticó duramente al Ejecutivo municipal por el desplazamiento de Rodolfo Estapé haciendo una encendida defensa, y resaltando la honestidad demostrada siempre por el ex tesorero que se ha desempeñado durante muchos años en la municipalidad.


Pero Jodor no se quedó solo en este tema sino que agregó uno más: el manejo de la recaudación del Carnaval. El diputado provincial dijo que "se llevan la plata en una bolsa negra el sábado a la noche y la depositan en un banco recién el viernes siguiente". De esta forma dejó entrever que no existe un control sobre esos fondos y que para él no está bien que sea la municipalidad la encargada de organizar el Carnaval.


Por más que se ponga o no en duda los números de la recaudación, hay un hecho concreto y es que la municipalidad no realiza una rendición pública de esos fondos, cosa que se debería hacer después de cada jornada, para darle transparencia a la gestión y administración del Carnaval. Hasta ahora, esos números no existen y deja entreabierta la puerta a la sospecha.


Quizá en los próximos días puedan conocerse más datos sobre las denuncias y los cuestionamientos a la gestión del Dr. Luis Erro al frente de la municipalidad.


Vale recordar aquel dicho que dice que "no solo hay que ser honesto sino, además, parecerlo".


Claudio Carraud
ccarraud@hotmail.com
Publicado el 21 y 22 de febrero en EL DIARIO de Gualeguay, El Día de Gualeguay

Cuidemos el carnaval, aprendamos de los errores


El carnaval es el más importante acontecimiento social, cultural y turístico con que cuenta nuestra ciudad. Desde su transformación, con la aparición de las comparsas Macumba y Sí-Sí hace treinta años, el carnaval ha sido la "cara" que Gualeguay muestra a su gente y a quienes la visitan. Hablamos de un espectáculo muy tradicional en la ciudad, donde muchísima gente colabora desinteresadamente brindando lo mejor de sí.


El carnaval es un "bien" de la ciudad que debemos cuidar y apoyar; por lo que significa para los gualeyos y porque es una de las pocas fuentes de ingreso que genera el turismo en la ciudad. El carnaval ha pasado por diferentes etapas durante todos estos años, conforme también se sucedían -desde el punto de vista económico- épocas mejores o peores. El carnaval no ha estado ajeno a los avatares del país. Pero siempre se luchó por mantenerlo de la mejor forma posible.


El año pasado se vio frustrada la intención de la municipalidad de hacer que el espectáculo del carnaval creciera, merced a todos los problemas que se originaron con la productora L&B -encargada de la organización- que tantas polémicas y conflictos desataron entre el Ejecutivo Municipal, el Concejo Deliberante y los ciudadanos. Varios funcionarios municipales vieron cuestionada su labor y fueron muchas las voces que se alzaron pidiendo renuncias. Finalmente, para salvar los errores cometidos, el Ejecutivo Municipal decidió encargarse de la organización para que la fiesta no naufragara en el mar de la desidia. Entonces ¿se aprendió de los errores? Sí, se aprendió.


Este año la organización estuvo, desde el principio, en manos de la municipalidad. Se trabajó bien, con algunos detalles menores y con inconvenientes graves provocados por el tornado del 12 de enero, como el que vivió el Club Barrio Norte con la destrucción del tinglado y de la carroza que estaba en su interior. Pero a pesar de los inconvenientes y los detalles la ciudad ha podido mostrar su carnaval con el esplendor que merece este acontecimiento.


El secretario de Turismo, Cultura y Deportes Roberto Moret dijo hace unos días a un medio provincial que "el carnaval de Gualeguay es un espectáculo participativo y familiar" y agregó que "hay mucha seguridad para que la gente pueda estar tranquila, jugar con nieve y bailar con las pasistas. Es un carnaval participativo. No es un espectáculo para mirar sino para vivir".


El fin de semana pasado episodios de violencia opacaron el desarrollo de la fiesta. Un grupo de violentos se trenzaron a golpes provocando heridos y poniendo en una situación de riesgo a los integrantes de la comparsa que cerraba el desfile de la noche y a los propios espectadores que fueron testigos de una batalla sin sentido. Y quienes también fueron espectadores de lo que ocurría fue el personal llamado "de seguridad" contratado por la municipalidad, al ver que eran superados en número por los vándalos implicados en los hechos violentos. El personal contratado para la seguridad del espectáculo (hasta hace unos días ni siquiera tenía el contrato firmado con la municipalidad, según las propias declaraciones de Rodolfo Fernández quien está a cargo de estas personas) no está preparado para actuar en estos casos, ni tiene poder para detener a personas.


¿Y la policía? Según la explicación que se dio desde la Jefatura Departamental Gualeguay, la policía brinda unos pocos efectivos que están para custodiar la recaudación, ya que la municipalidad no contrató el servicio de seguridad de la policía. Esto quiere decir que la seguridad del espectáculo está en manos de personas sin la preparación adecuada y que brindan un servicio de control de los espectadores más que de seguridad. ¿Es esto un error? Sí, es un error.


En un espectáculo al que concurren miles de personas y donde hay ingesta de alcohol, no es descabellado pensar que pueden aparecer hechos de violencia y debe existir seguridad ejercida por una fuerza pública preparada, entrenada y con experiencia para estos menesteres. Se debe ser consciente que la policía uniformada sirve para la disuasión antes que la acción y esto es un punto que no se puede soslayar. No es lo mismo la presencia de un agente de policía uniformado que una persona vestida con una remera que dice seguridad.


¿De quién es la responsabilidad? Indudablemente de quién organiza el espectáculo, en ese caso la Municipalidad. El intendente Erro, en declaraciones radiales, subrayó que el tema de la seguridad había sido consensuado con los directores de las comparsas. Si esto es así, la responsabilidad también le cabe a los directivos de las comparsas.


En el transcurso de esta semana, Luis Erro conversó en Paraná con el gobernador Urribarri sobre el tema y pidió el apoyo necesario por parte de la policía provincial, ya que los hechos de violencia ocurridos la noche del 6 de febrero han tenido repercusión mediática en toda la provincia. Al parecer para las noches restantes y según lo anticipado por el intendente Erro el jueves en una conferencia de prensa, habrá apoyo policial adicional para que no vuelvan a ocurrir hechos como los vividos.


De los errores se aprende. Sería bueno que esto no vuelva a ocurrir. Sería bueno que se pudiera prever este tipo de cosas, pensar en ir delante de los acontecimientos, no siempre detrás. Es de esperar que estos problemas de seguridad se solucionen por el bien de una fiesta tradicional que nos representa, que es la "cara" de Gualeguay. Cuidemos el carnaval. De los errores se aprende, pero no desaprovechemos las oportunidades para que los errores cometidos no sean en vano.


Claudio Carraud

ccarraud@hotmail.com

Publicado el 14 y 15 de febrero en EL DIARIO de Gualeguay, El Día de Gualeguay

Tomás Eloy Martínez, gracias por escribir


Hacía treinta años que Simón Cardoso había muerto cuando Emilia Dupuy, su esposa, lo encontró a la hora del almuerzo en el salón reservado de Trudy Tuesday. Dos desconocidos hablaban con él en uno de los boxes del fondo. Emilia creyó que había entrado a un lugar equivocado y su primer impulso fue retroceder, alejarse, volver a la realidad de la que venía.

(Purgatorio, Tomás Eloy Martínez)

Así comienza Purgatorio, la última novela que escribió Tomás Eloy Martínez y que está dedicada a su esposa; periodista y escritora: “Para Gabriela Esquivada, por su amor”.

Tomás Eloy Martínez murió en la tarde del domingo 31 de enero, tras una larga enfermedad. El mundo periodístico y literario se hizo eco de la penosa noticia. El escritor y periodista gozaba del prestigio, reconocimiento y cariño de muchos colegas, no solo argentinos sino de varias partes del mundo.

Su tarea de escritor le hizo merecedor de varios premios internacionales; sus libros han sido traducidos a más de veinte idiomas, y su novela El vuelo de la reina ha vendido más de medio millón de ejemplares en China. “Sí, pero no me hice rico, -decía el escritor en un reportaje- los chinos pagan solo unos pocos yuans por el anticipo ¡y nada después!”

Tomás Eloy Martínez nació en San Miguel de Tucumán, el 16 de julio de 1934. “Mis padres provenían de viejas familias venidas a menos y recuerdo épocas de pobreza en las que mi padre llevaba a casa trabajos de arquitectura para completar el salario. Desde que aprendí a leer me encerré en mi cuarto y casi no hice otra cosa durante mi infancia, ni siquiera durante las vacaciones en las montañas. Fui un fracaso jugando al fútbol, que me gustaba mucho, y los únicos aplazos de la vida los tuve en una materia que se llamaba dibujo”.

Desde muy chico se convirtió en un ávido lector. “El primer libro que cayó en mis manos fue una versión infantil de Don Quijote, con la que me aburrí muchísimo. En la adolescencia lo releí con placer y, desde entonces, el placer no ha cesado. Cada tres o cuatro años lo empiezo otra vez y no paro hasta terminarlo. Como a casi cualquier chico, nada me gustaba tanto como las aventuras. Devoré las obras completas de Julio Verne y de Alejandro Dumas. Leí dos veces La isla misteriosa y dos o tres veces La reina Margot y El conde de Montecristo. A los catorce años empecé a tener insomnio y siempre recuerdo a una empleada de la Biblioteca Sarmiento, en Tucumán, que me recomendó El Proceso, de Kafka, como remedio infalible para quitármelo. Bueno, desde entonces soy un insomne incurable”.

Siendo joven se graduó como licenciado en Literatura Española y Latinoamericana en la Universidad de Tucumán y en 1970 obtuvo una Maestría en Literatura en la Université de París III.

El escritor periodista

Como muchos escritores, Martínez comenzó trabajando como periodista. “Empecé en el periodismo por necesidad, porque mis padres y yo mismo desconfiábamos de que el trabajo universitario y la literatura fueran a permitirme vivir: Así que empecé trabajando en La Gaceta de Tucumán, como corrector. Fue una escuela formidable, porque allí estaban todos los profesores desaprobados por el peronismo. Había un gran filósofo francés, Roger Labrousse, una extraordinaria profesora de Historia, María Elena Vela, otra profesora de Filosofía, Selma Agüero... Teníamos conversaciones muy ricas mientras discutíamos los problemas de la gramática o de las separaciones de sílabas. Esa fue mi primera forma de educación periodística.”

Luego de trabajar en La Gaceta, ingresó al diario La Nación donde trabajó muchos años para luego pasar a desempeñarse en la revista Primera plana. “En mi primer día en La Nación me encargaron el obituario de Sacha Guitry. La necrológica era un género muy cuidado en el diario; escribí esa con los datos del archivo y con lo que yo recordaba. Me solté el lenguaje, no me fié sólo de los datos, y don Bartolomé Mitre, el director, vino a felicitarme. Sentí entonces que ese eco de un periodismo diferente podía tener una cierta repercusión en los lectores. Después me nombraron crítico de cine, y empecé a escribir críticas iconoclastas, disconformes. Un día nos quitaron la publicidad las grandes productoras; el periódico quiso que reformara mis criterios, y yo retiré mi firma. Me mandaron a ver muertos, a una sección que se llamaba Movimiento marítimo, sobre los ahogados en el Río de la Plata. Era un castigo. Me fui. Y malviví hasta que apareció Primera plana, la revista de Jacobo Timerman. Allí unos jóvenes dimos rienda suelta a nuestro apetito por narrar, y descubrimos otro país”.

Como otros periodistas de su época, a mediados de la década del ’70, es amenazado y debe dejar el país. “En septiembre de 1972 entré a La Opinión como director del suplemento cultural. Allí seguí hasta que me amenazó de muerte la Triple A, en abril de 1975; entonces empezó mi exilio”.

Trabajó como periodista en Venezuela y en México y durante muchos años estuvo radicado en New Jersey, EE.UU. Desde allí colaboró con diarios como La Nación y El País de España, además de dictar clases y cursos en diferentes universidades.

Decálogo

Un mediodía de 1998, Tomás Eloy Martínez mantuvo una charla informal con los redactores del diario La Nación. En ella, esbozó un programa de diez puntos claves, una especie de decálogo del quehacer periodístico. Germán Sopeña, que era en ese entonces secretario de Redacción, tomó detallada nota de lo que decía Martínez.

El único patrimonio del periodista es su buen nombre. Cada vez que se firma un artículo insuficiente o infiel a la propia conciencia, se pierde parte de ese patrimonio, o todo.

Hay que defender ante los editores el tiempo que cada quien necesita para escribir un buen texto y el espacio que necesita dentro de la publicación.

Una foto que sirve sólo como ilustración y no añade información alguna no pertenece al periodismo. Las fotos no son un complemento, sino noticias en sí mismas.

Hay que trabajar en equipo. Una redacción es un laboratorio en el que todos deben compartir sus hallazgos y sus fracasos.

No hay que escribir una sola palabra de la que no se esté seguro, ni dar una sola información de la que no se tenga plena certeza.

Hay que trabajar con los archivos siempre a mano, verificando cada dato y estableciendo con claridad el sentido de cada palabra que se escribe.

Hay que evitar el riesgo de servir como vehículo de los intereses de grupos públicos o privados. Un periodista que publica todos los boletines de prensa que le dan, sin verificarlos, debería cambiar de profesión y dedicarse a ser mensajero.

Hay que usar siempre un lenguaje claro, conciso y transparente. Por lo general, lo que se dice en diez palabras siempre se puede decir en nueve, o en siete.

Encontrar el eje y la cabeza de una noticia no es tarea fácil. Tampoco lo es narrar una noticia. Nunca hay que ponerse a narrar si no se está seguro de que se puede hacer con claridad, eficacia, y pensando en el interés de lector más que en el lucimiento propio.

Recordar siempre que el periodismo es, ante todo, un acto de servicio. Es ponerse en el lugar del otro, comprender lo otro. Y, a veces, ser otro.

Sin lugar a dudas, Tomás Eloy Martínez fue un gran periodista que siempre quiso ser escritor y logró ser uno de los mejores de Latinoamérica. Como cuenta en una nota realizada por José Mármol en el Jornal de poesía de Sao Pablo, Brasil. “Mi primera vocación fue ser escritor. Empecé escribiendo cuentos a los siete años de edad y siempre supe que quería ser escritor. ¿Escritor de qué o para qué? De eso no tenía una clara idea. Pero, en el origen de mi vocación estaba narrar historias, era una necesidad”.
Nada mejor que cerrar con el título de esa nota de José Mármol en el Jornal de poesía; Tomás Eloy Martínez: gracias por escribir.


Claudio Carraud


ccarraud@hotmail.com




Fuentes:
“Tomás Eloy Martínez: gracias por escribir”, por José Mármol, Jornal de poesía de Fortaleza / Sao Pablo, noviembre 2000.
“Los titulares de mañana”, Tomás Eloy Martínez, La Nación, 10 de septiembre de 2005
Entrevista a Tomás Eloy Martínez realizada por Magdalena Ruiz Guiñazú en Diario Perfil


Publicado el 7 y 8 de febrero en EL DIARIO de Gualeguay, El Día de Gualeguay, Análisis Digital (Paraná)

miércoles, 3 de marzo de 2010

Fabián Reato: “toda la literatura influye en uno”



Fabián Reato, periodista y escritor, acaba de publicar su segunda novela; El buen samaritano, editado por la Fundación La Hendija, de Paraná. Después de Esparadrapo obra ganadora del Premio Escenario a la mejor novela entrerriana 2008, Fabián Reato vuelve a conmover con un relato original.



"En parte está inspirada en la parábola del Evangelio, afirma Reato, que cuenta de tres personas que ven a otra que fue atacada por asaltantes y la dejaron herida. Las dos primeras siguen su camino, a pesar de que eran dos destacados personajes de la época (un sacerdote y un levita). Sin embargo, el tercero lo socorre y lo lleva a una posada para que lo atiendan y paga los gastos. Éste último era un samaritano, pertenecía a un grupo considerado hereje y bastante despreciado. Esa parábola habla de la solidaridad pero también de los prejuicios que solemos tener. Pero la novela no termina en eso, sino que en medio hay un asesinato entonces el relato pasa a tener algo del género policial. Digamos que todo es un gran pretexto para contar historias de varios personajes".



- ¿Cómo surge la idea de esta novela?
-En principio pensé en escribir una serie inspirada en varios relatos bíblicos traídos a la actualidad, pero luego la historia tomó forma propia y terminó en esa novela. Aclaro que no es un libro religioso, aunque algunos de sus personajes lo sean. Por ejemplo, uno de los protagonistas es un sacerdote que mantiene una relación con una mujer casada y se está planteando sus votos. También, hay un sacristán que es la víctima del crimen.



- Vas por tu segundo libro...
- Es mi segundo libro publicado. El primero fue otra novela, Esparadrapo, que habla del deseo, o más bien de la incapacidad de sentir placer. Ambos fueron publicados por la Fundación La Hendija, de Paraná, en la colección Novela Vaga.



Mario Alarcón Muñiz afirma en el prólogo de El buen samaritano que "este trabajo marca un crecimiento narrativo de Reato. Es un escalón más en la carrera de escritor que ha elegido, pues indaga en personalidades distintas y casi todas muy actuales. Es como percibirlas en nuestro derredor".



"Además de honrarme, mucho me place responder a la invitación de Fabián Reato de prologarle este, su segundo libro, escribe Alarcón Muñiz sobre el final del prólogo. Nos conocimos trabajando juntos en la misma redacción durante algunos años. Y fue en esa relación cotidiana y en la tarea compartida de buscar información o investigar y escribir noticias, notas o comentarios, que advertí las condiciones profesionales y éticas de este joven escritor a quien auguro el futuro promisorio que sus dos primeros libros están insinuando".



Fabián Reato tiene 44 años, nació en Gobernador Mansilla; allí hizo toda la escuela primaria y secundaria. "Sigo muy vinculado a Mansilla, porque allí están mis padres, mi tía y también mis amigos, además de mis recuerdos y vivencias".Cuando terminó la secundaria se radicó en Paraná para estudiar y posteriormente empezó a trabajar como periodista en la Agencia Periodística Federal (APF). "A partir de entonces, hice de todo: producción, conducción de programas de radio, trabajé en revistas, en instituciones, escribí guiones para televisión". Trabajó en los diarios Hora Cero, Nueva Hora, Región y desde hace diez años en El Diario de Paraná. "En los últimos años me encaminé en el trabajo del diario, debido a que es una labor muy absorbente y que te exige mucha dedicación y tiempo".



Reato trabaja de la sección Cultura en El Diario de Paraná. "Pero también hago otro tipo de notas, más de interés general. Creo que uno es periodista y se siente atraído por cualquier tema que pueda ser noticia. Además, me gusta ir tocando otros ámbitos porque de lo contrario te quedás estancado. Por supuesto que como uno trabaja en medios de provincia hace un poco de todo".



- Y además tenés tu propia revista cultural en internet...
- Dirijo Laurentino que es una revista digital de culturas (www.culturaenparana.com.ar) Empecé en julio de este año y al principio pretendía ser sólo una cartelera de espectáculos que se podían ver en Paraná, pero después quise incluir otras notas periodísticas y así fue tomando el formato de una revista semanal. Surgió como una necesidad, porque hasta ahora en Paraná la cultura sólo es una sección de algunas publicaciones. No había un medio dedicado exclusivamente al tema. Afortunadamente, viene teniendo buena respuesta por parte del público.



- Muchos periodistas son escritores, ¿considerás, como muchos, que el periodismo es una rama o un género más dentro de la literatura?
- Creo que periodismo y literatura se cruzan en muchos puntos, comparten el mismo material que es el uso del lenguaje, el contar historias y el esfuerzo por captar la atención y la emoción del lector. Pero mantienen todavía algunas diferencias. En el periodismo el uso del lenguaje es más unívoco, se trata de evitar otras lecturas posibles, mientras que en la literatura el lector está librado en gran parte a sus propias interpretaciones. Hay géneros periodísticos que son muy literarios, como el de la crónica por ejemplo. Y hay cuentos que podrían ser publicados en el diario como noticias, sin ningún tipo de inconvenientes. Claro que el lector de un artículo periodístico va a exigir que el relato sea verosímil, mientras que el lector de literatura puede prescindir de ese requisito.




- ¿Te sentís más a gusto como escritor o como periodista?
- Me gustan los dos registros y en muchos casos, cuando se puede, se me mezclan los oficios. Uno enriquece al otro. Seguramente, el oficio de escritor suele ser más gratificante en cuanto a los logros estéticos y te permite mayores libertades. Pero el oficio de periodista te vincula más con la gente. De todas maneras, en lo que se refiere a lo económico son bastante ingratos ambos (risas).



- Seguramente leerás mucho. ¿Qué escritores leés y quienes pensás que han influido en vos?
- Leo mucho, sobre todo novelas y cuentos. Los autores argentinos son mis favoritos y también los latinoamericanos. Juan José Saer me parece el más interesante y parejo en cuanto a su obra. También Sergio Bizzio y Fabián Casas. Ricardo Piglia, Laura Restrepo, Pablo De Santis, Pablo Ramos. Bueno, obviamente Borges, Vargas Llosa, Márquez, Sarmiento. De los entrerrianos, Emma Barrandeguy, Juan L. Ortiz y Arnaldo Calveyra son mis favoritos. Leí los últimos cuentos de Tuky Carboni y también me gustaron mucho. En cuanto a las influencias, no podría mencionar a nadie en particular, pienso que es más fácil para el lector descubrir esas cuestiones que uno mismo. O más bien, toda la literatura influye en uno.




Claudio Carraud
Publicado el 27 y 28 de diciembre de 2009 en EL DIARIO de Gualeguay, EL DIA de Gualeguay, Análisis digital (Paraná) y El Miércoles (Concepción del Uruguay)

Un fresco abrazo de agua: un viaje al interior de la provincia

Un proyecto de Melina Tempelópoulos Yuros y Gustavo Cabral




Melina Tempelópoulos Yuros y Gustavo Cabral comenzaron hace poco más de seis meses con el proyecto Un fresco abrazo de agua; un libro que tendrá fotografías tomadas en la provincia de Entre Ríos y textos del poeta gualeyo Carlos Mastronardi. Llevan recorridos más de cuatro mil kilómetros fotografiando los paisajes, las actividades económicas y culturales, y tomando contacto con la gente en cada rincón de la provincia; una experiencia única por lo enriquecedora.


"Recorrer la provincia como lo venimos haciendo me ha demostrado lo poco que conocemos la mayoría de nosotros, afirma Melina. Meternos en los caminos alternativos, esos que conducen a estancias o campos perdidos, encontrar a la gente que vive ahí, trabajando de sol a sol, amando su lugar, pensando en el futuro, con ganas de crecer, apostando... eso te ubica en otro plano; a mí particularmente me alejo de la queja. La simpleza y la buena predisposición de la gente que he conocido en este tiempo, gente de todos los estratos sociales, que quieren que se conozca cada lugar, ese entusiasmo me ha contagiado para seguir trabajando desde un lugar de mucha responsabilidad y seriedad. De cada viaje, volvemos llenos de nuevos afectos, de fuerzas renovadas, de más y más ganas de sondear la provincia".
- ¿Qué evaluación hacen del contacto con tanta gente a lo largo de los cuatro mil kilómetros recorridos?
- Sí, un poco más de cuatro mil kilómetros... es increíble porque parece mucho, pero en realidad estamos en un 25 por ciento del trabajo final. Como te decía, la gente nos ha nutrido de una manera inconmensurable. Aprendemos mucho de ese contacto, no solo en cuanto a la filosofía de vida de cada lugar, sino en cuanto a conocimientos prácticos. En Islas del Ibicuy, por ejemplo, donde la vida tiene características bien demarcadas por el agua, aprendimos mucho de lo que es vivir en ese contexto, las peripecias, lo malo y lo bueno; y eso no se olvida, eso es una riqueza que nos queda y que valoramos muchísimo.


En Un fresco abrazo de agua interviene Melina Tempelópoulos Yuros en la producción general, Gustavo Cabral en la fotografía y Airtor Aramberry en diseño gráfico.
Este proyecto ha sido declarado de interés turístico y cultural por las subsecretarías de Turismo y de Cultura de Entre Ríos.


- ¿Qué significado tiene, desde el punto de vista práctico, que al proyecto lo hayan nombrado de interés turístico y cultural; facilita de alguna manera las cosas?

- Sí, definitivamente eso facilita algunas cosas. A nivel institucional, contar con el apoyo del subsecretario de Cultura y del subsecretario de Turismo le da un marco en el cual nos es más fácil movernos, como con las áreas de cultura y turismo de cada ciudad. Y por ejemplo; en un campo cerca de Diamante donde queríamos hacer unas fotos de trilla y no nos dejaban pasar por la cantidad de robos que habían sufrido; cuando vieron los decretos y analizaron las firmas y los sellos nos dieron la autorización; en esos aspectos, ha facilitado mucho.


- Supongo que a medida que el proyecto fue creciendo en kilómetros y con la difusión en los medios, se fueron haciendo un poco más fáciles las cosas, el contacto con las autoridades de las diferentes municipalidades...

- Sí, sobre todo en los casos en los cuales ya nos conocen de una primera visita. Por lo general debemos volver a las ciudades y el hecho de ya conocer a la gente y que ellos sepan bien como trabajamos y con que meta; nos allana el camino. En muchos casos nos han dicho "bueno, cuando vuelvan pasen por acá y comemos algo" o " la próxima vamos a tal o cual lugar". No es lo mismo que ir de cero, uno ya cuenta con mayores posibilidades. En el caso de Gualeguay por ejemplo, tuvimos el apoyo de Evangelina Correa y de Bomberos Voluntarios. Por el clima, se dificultó hacer el trabajo pero ambos, tanto Evangelina como Tito Paredes, quedaron a disposición para cuando volvamos, y eso para nosotros en invalorable. El compromiso de los demás en ayudar a que esto se pueda materializar.


- ¿Qué diferencias encontraste desde la visión del proyecto en un principio y tu visión ahora, es decir qué "fantasías" tenían antes y ahora?

- Bueno, la fantasía de que el trabajo lo terminaríamos en siete u ocho meses fue lo primero que se vino abajo (risas). A medida que recorremos la provincia, nos miramos y decimos "uff...lo que falta todavía". No con pesar, porque el hecho de viajar nos tiene totalmente fascinados y no paramos de aprender, pero sí en términos de organización. Vamos a un lugar y los lugareños nos van referenciando pueblitos, o algún arroyo, o algún artesano que no conocíamos; entonces el panorama se abre, y es buenísimo. Por lo general salimos con dos o tres lugares pautados y terminamos haciendo las mejores fotos en los lugares menos pensados. Como en el caso de Teresita Orcellet, una hilandera de Villa Elisa que anduvimos rastreando toda una siesta; la encontramos y justo se iba para el campo, camino a Villaguay. La llevamos hasta allí y fue uno de los lugares más lindos que conocimos en los viajes que hemos hecho; un campo increíble, con una casa centenaria al lado del río Gualeguaychú; y eso estaba fuera de los planes.


Todo el trabajo que se está realizando en Un fresco abrazo de agua, se verá plasmado en un futuro libro; sobre la impresión del mismo Melina explica que "estamos viendo varias opciones, porque la calidad buscada no es la más económica. Para eso estamos pidiendo presupuestos y hablando con diferentes entidades que puedan apoyar la etapa final del trabajo. Sabemos que es difícil, pero el resultado queremos que sea el mejor posible".


Melina y Gustavo seguirán recorriendo la provincia durante el verano para lograr imágenes de los principales festivales entrerrianos. "En este momento estamos organizándonos para hacer costa del Uruguay y todos los festivales y fiestas de mayor relevancia de la provincia; como el Festival de Doma y Folclore de Diamante, el Festival del Chamamé en Federal, la Fiesta del Caballo en Urdinarrain, la Fiesta de la Artesanía en Colón. Es una época de mucho movimiento y estamos trabajando mucho para poder cubrir todo; enero y febrero nos tendrá ocupados en esos rumbos.


Claudio Carraud
ccarraud@hotmail.com


Publicado el 20 y 21 de diciembre de 2009 en EL DIARIO de Gualeguay, EL DIA de Gualeguay, Análisis digital (Paraná) y El Miércoles (Concepción del Uruguay)