viernes, 28 de marzo de 2008

Cuando la soberbia nubla la razón

Conflicto gobierno vs. campo
A la soberbia se la define como: altivez y arrogancia del que por creerse superior desprecia y humilla a los demás.
San Agustín, obispo y filósofo, dijo que "la soberbia no es grandeza, es hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano". ¡Cuanta sabiduría!
Soberbia -en extremo- es lo que ha demostrado esta semana el gobierno nacional. El supuesto gobierno de todos. Nuestra presidenta -la presidenta de todos los argentinos-, según su propia definición, no hizo otra cosa que demostrar que la soberbia le está nublando la razón. En su discurso del martes pasado declaró que: "Ahora vemos los piquetes de la abundancia" y al finalizar su discurso echó más leña al conflicto diciendo que “ No me voy a someter a ninguna extorsión”. Estas declaraciones no solo encolerizó a la gente del campo, sino que Cristina Fernández de Kirchner redobló la apuesta en la pulseada entre el gobierno y el campo, desafiando a los ruralistas y despertando el enojo de los mansos.
Lo que era impensado para el gobierno, ocurrió horas más tarde, cuando miles de personas ganaron las calles e hicieron sentir el golpeteo clásico de las cacerolas que otrora fuera el símbolo de la protesta popular contra el gobierno de Fernando de la Rúa.
La gente salió a manifestarse en las calles y los medios de comunicación, poco a poco empezaron a hacerse eco de lo que pasaba. Fue notable, en este sentido, el manejo que hicieron algunos canales de televisión. Mientras la señal de noticias Crónica mostraba diferentes puntos de Buenos Aires, como Barrio Norte, Belgrano, Caballito, donde se empezaba a juntar en forma espontánea la gente para protestar; TN (Todo Noticias) y Canal 13, dos medios del grupo Clarín, mostraban solamente lo que pasaba en el interior del país. Cuando la protesta comenzó a tomar dimensiones muy importantes y columnas de manifestantes se encaminaban hacia Plaza de Mayo, no quedó otro remedio que mostrar las imágenes de lo que estaba sucediendo.
La instrucción que salió desde el seno del gobierno nacional, la noche del martes, hacia los medios de comunicación, fue la de mostrar y entrevistar solamente al presidente de la Sociedad Rural Argentina, Luciano Miguens, y no a los responsables de las demás entidades ruralistas, tratando así de asociar el campo a la imagen de Miguens.
El papel que jugó la televisión tuvo un efecto retroalimentador en la gente. A medida que se mostraba lo que estaba sucediendo en la ciudad, más personas se volcaban a las calles.

Luis D’Elía: la fuerza de choque del gobierno
Durante la protesta popular en apoyo al campo, el martes a la noche, ningún integrante del gobierno quiso hacer ningún tipo de declaración. Y era lógico; no tenían la menor idea de que decir. La respuesta del gobierno fue, minutos más tarde, enviar una fuerza de choque, liderada por Luis D’Elía, para intentar disolver a la multitud que se había reunido en Plaza de Mayo, y liberando de policías toda la zona para que las agrupaciones de piqueteros pudieran actuar libremente. Por supuesto que nadie del gobierno se hizo cargo del accionar de D’Elía y el mismo jefe de gabinete Alberto Fernández, en declaraciones radiales realizadas al día siguiente, aclaró que Luis D’Elía había actuado por iniciativa propia y en forma espontánea, cosa que nadie cree, ya que D’Elía no mueve un dedo sin tener autorización del ex presidente Néstor Kirchner.
Cabe destacar que la actuación y el discurso de Luis D’Elía es realmente lamentable y genera vergüenza ajena. La noche del martes declaró que los manifestantes del campo eran los oligarcas de Belgrano, Recoleta, Barrio Norte y Palermo. Lo que ignora aparentemente D’Elía es que en esos barrios porteños se concentran la mayoría de los estudiantes universitarios que vienen del interior del país, debido a la cercanía con las facultades y que éstos fueron en gran número los manifestantes de Plaza de Mayo, a quienes él y su fuerza de choque agredían verbal y físicamente.

¿Apoyo al campo o enojo popular?
El análisis que se debiera hacer es, si la manifestación popular o el “cacerolazo”, como se prefiera llamar, fue un apoyo sincero al campo o producto del malestar general de los ciudadanos comunes. A mí entender, se trató de las dos cosas: por un lado la protesta de aquellos que de alguna u otra manera tienen que ver con el campo, y por otro quienes, no teniendo ningún tipo de contacto con el sector rural, salieron a la calle para manifestar el descontento y el malestar con el gobierno. Ese malestar no es reciente, y tiene que ver con los manejos que ha realizado el gobierno nacional con diferentes temas que afectan a la opinión pública: llámese inflación, INDEC, gasto público, fondos reservados, etc. En la Plaza de Mayo hubo muchas personas que confesaban que no tenían absolutamente nada que ver con el campo pero, decían, no soportaban la soberbia del gobierno.

El discurso de Cristina
Finalmente el jueves por la noche, en el acto de Parque Norte, la presidenta Cristina Kirchner, bajó notablemente el tono que había tenido su discurso anterior y llamó al diálogo, pidiendo “humildemente que levanten el paro”. Lamentablemente el discurso era uno y la imagen era otra. Por un lado la presidenta pidiendo “humildemente” y por otro lado la imagen de Luis D’Elía, presente en el acto, después de protagonizar incidentes dos noches seguidas. Hábilmente, Cristina dejó abierta la puerta del diálogo, sin ningún tipo de propuesta, cediéndoles a los ruralistas la responsabilidad de aceptar o seguir con el paro. Esto es importante porque, de la reacción que tengan las entidades del campo dependerá la posición que tome la opinión pública, que hasta ahora está claramente a favor del campo. Esperemos que en los actores de esta crisis, finalmente prevalezca la cordura, la razón y la concordia.

Claudio Carraud
ccarraud@hotmail.com
Publicado en Gualeguay al día el 30/03/08

domingo, 23 de marzo de 2008

Felices Pascuas. ¿La casa está en orden?

100 días de gobierno de Cristina
“Felices Pascuas, la casa está en orden”. Con esta -ya histórica- frase, el entonces presidente Raúl Alfonsín, saludaba desde el balcón de la Casa Rosada, a una multitud de personas reunidas en Plaza de Mayo. Era la culminación de un conflicto desatado por un sector de las Fuerzas Armadas, que tuvo como uno de sus protagonistas al Teniente Coronel Aldo Rico.
Según algunos analistas políticos, ese pacto con los denominados “carapintadas” fue el principio del fin del gobierno de Alfonsín.
Han pasado 21 años desde 19 de abril de 1987. El gobierno, es ejercido hoy por la primer presidente mujer de la historia: Cristina Fernández de Kirchner, quien cumplió esta semana 100 días de gobierno. Ella es la encargada de guiar los destinos de nuestro país. ¿Es realmente ella?. ¿O los destinos del nuestro país se guían desde unas modernas oficinas en Puerto Madero?. Algunos analistas sostienen que, en realidad, el gobierno es ejercido por un “equipo” que toma las decisiones, y que estaría conformado por el matrimonio Kirchner y algunos pocos funcionarios allegados a éste.
La pregunta que surge remitiéndome a esa famosa frase que acuñó Alfonsín: ¿la casa está en orden?.
La realidad, nos pone ante algunas cuestiones para reflexionar.
Hace pocos días, en el Congreso del Partido Justicialista que se reunió en Parque Norte, los dirigentes presentes, se dedicaron a allanarle el camino a Néstor Kirchner, quién, en las elecciones internas previstas para el mes de mayo, será elegido presidente del partido.
Luego del traspaso de mando a su esposa, el ex presidente se dedicó de lleno a construir el sólido poder político con que cuenta hoy.
Al no contar con ningún partido, ni con ninguna figura opositora, el poder político del matrimonio Kirchner es prácticamente absoluto.

El superávit fiscal
Está muy claro el crecimiento sostenido de la economía. Las reservas del Banco Central han llegado a un nivel histórico de 50 mil millones de dólares.
El martes por la tarde, el ministro de Economía, Martín Lousteau, anunció que el superávit fiscal primario tuvo un incremento del 61,1% en febrero comparado con el mismo mes del año pasado.
Lousteau sostuvo que “el resultado fiscal es la mayor señal de solidez, salud y sanidad que tiene la economía argentina”.
En el mismo momento en que el ministro anunciaba esto, la presidenta tomaba la decisión de desplazar a Alberto Abad, máximo responsable de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y a Ricardo Echegaray, responsable de la Aduana, debido a una interna que nació cuando Echegaray criticó el sistema de control de las exportaciones y las importaciones.

El INDEC
Los números indican que el consumo sigue aumentando, pero conforme también, aumentan los precios. La inflación y los problemas en el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) son los temas que preocupan a la opinión pública.
El ciudadano común es consciente del ritmo con que aumentan los precios, pero esto no se ve reflejado en el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Muchos especialistas cuestionan seriamente la metodología de medición del INDEC. Esto contribuye a la confusión generalizada y a la confirmación de que, un ente autárquico como es el INDEC, ha perdido credibilidad, transformándose en una herramienta más, de manipulación a conveniencia del gobierno.
Los aumentos son notables en todos los rubros -sobre todo en alimentos-, pero para el gobierno, la realidad es otra.
El índice de desocupación -según datos oficiales- ha bajado al 7.5%, aunque sigue sostenidamente la precariedad de los empleos. La brecha entre los precios y los salarios, es cada vez mayor. El poder adquisitivo ha ido cayendo, conforme la inflación –dibujada en números por el gobierno- no se detiene.
En este sentido algunas asociaciones gremiales ya han acordado aumentos salariales, en tanto otros, como el de la asociación bancaria, realizaron esta semana, paros y reclamos para llegar a una recomposición salarial. Y esto presagia mayores conflictos gremiales que llegarán en un futuro cercano.

La imagen de Cristina y el conflicto ruralista
Esta semana, la consultora Poliarquía difundió un estudio sobre medición de imagen de la presidenta. En una encuesta telefónica realizada en grandes centros urbanos del país, se determinó que el 11% de los encuestados definió la imagen de Cristina Kirchner como “muy buena”, el 43% la señala como “buena”, el 25% como “regular” y el 15% la evalúa negativamente. Cabe destacar que desde que se instaló el tema de la inflación, la imagen positiva de la presidenta cayó el 7%.
El miércoles pasado, Cristina Kirchner viajó a Santa Cruz, donde inauguró una mina en las afueras de la localidad de Gregores y participó luego, de los festejos por el 86º aniversario de la ciudad. Había trascendido que la presidenta anunciaría la repatriación de los fondos de la provincia de Santa Cruz, originados por las regalías petroleras, cosa que, en definitiva no ocurrió.
Mientras sucedía esto, las entidades ruralistas realizaban un acto en San Pedro y cortes de rutas en varios puntos del país: Ceibas, el túnel subfluvial Hernandarias, Saladillo y otros lugares, como parte del paro agropecuario que ya lleva varios días, en un conflicto que no tiene visos de solución y que acarreará serios problemas de desabastecimiento en los próximos días.
El matrimonio Kirchner pasará las Pascuas en su refugio de “Kalafate”, donde pareciera que la visión del país es diferente a la del ciudadano común.
Finalmente dejo un saludo: Felices Pascuas y un interrogante: ¿la casa está en orden?.

Claudio Carraud
ccarraud@hotmail.com
Publicado en Gualeguay al día el 23/03/08

jueves, 20 de marzo de 2008

Mal enseñar con el ejemplo

«Ayer vimos que vidas humanas se perdían por un acto de irresponsabilidad. Fue un accidente de un colectivo impecable, en un paso a nivel que tenía todos los instrumentos de la modernidad y en el cual también se hicieron todos los controles. Qué fue lo que falló entonces…» (Cristina Fernández de Kirchner, en Larroque)


Es curioso cómo ciertos políticos se escudan con facilidad y sin sonrojarse, en el populismo más berreta. Ese populismo fácil, que miente sumisión ante la falsa indignación popular. Sí, porque la mayoría de las veces, no nos engañemos, las histriónicas indignaciones populares…suelen ser poses falsas, de los adoradores del doble discurso y de la doble moral. De los que dicen una cosa, pero hacen otra.Y la Argentina falluta se mueve cómoda por esos carriles. Alguien hace algo, los medios nos hacemos eco de la noticia fácil de criticar, y sin mucha profundidad en el análisis, la gente necia se finge alarmarse, y actúa la indignación, y sobreactúa su discurso de moralina sobre lo políticamente correcto. La historia se cierra con los funcionarios políticos, militantes del partido de Poncio Pilatos… que se lavan rápidamente las manos en el «Yo no fui». Así, los políticos de mayor peso, van haciendo saltar los fusibles (los funcionarios de segunda línea), en una suerte de prueba y error ante la falsa indignación popular.Y curioso y lamentable es, también, observar a ciertas personas rasgarse las vestiduras con cara de piedra. Estamos de acuerdo, leer que El ciclo lectivo arrancó en Xangó, suena fuerte y trasgresor. Un bocado difícil de digerir. Pero si los adultos nos quedáramos en el análisis frío y superficial del tema, entonces, no estaríamos a la altura de las circunstancias. Mal presagio.Claro que, mientras ocurre el ciclo lectivo, cada fin de semana, toda la juventud acude en masa a los boliches. Y durante el verano, quiero decir, fuera del ciclo lectivo, casi todas las noches de la semana, toda la juventud y sus alrededores se vuelcan hacia los boliches. La «joda», a diferencia del año escolar, no tiene receso.Está bien, la educación es una cosa, y la diversión es otra. Estoy de acuerdo con eso. ¿Estoy de acuerdo con eso? No, la verdad es que no estoy seguro si estoy de acuerdo con eso. De lo que sí estoy seguro, es que la educación tiene su ámbito, y la diversión el suyo. Pero jugar a veces un poco con cierta trasgresión sobre el tema, está bueno. Soy de la idea de que un estudiante tiene que egresar con criterio. Es decir, con la aptitud para formase «su» idea, para tomar sus propias decisiones y hacerse cargo de ellas, eso, más que un millón de lecciones solemnes, los hará más capaces.La presidente del Consejo Departamental de Escuelas de la Provincia de Entre Ríos, Graciela Bär, bajó una línea política: Desacartonar. Que es una forma de decir «transgredir». La directora de la departamental de Gualeguay, Selva Olivera, ahora ex directora, acata las directivas utilizando su criterio: Lanza el ciclo lectivo en un boliche gualeyo. Y se hace cargo. Y las autoridades y los alumnos se hacen presentes en el acto oficial. Pero nadie cuenta con la falsa postura de la Argentina falluta. Que aparece, que declama, que actúa y que sobreactúa. Es esa Argentina falluta (en Gualeguay está elevada a la enésima potencia), que duerme profundamente cada fin de semana, mientras sus hijos menores de edad se bañan en fernet. La Argentina falluta que duerme plácidamente (muchos en camas ajenas), mientras sus hijos caminan solos por el precipicio de la noche descontrolada de los boliches. La Argentina falluta de nosotros, los adultos del doble discurso, y la doble moral.Durante todo el verano, cada fin de semana, llegué a Gualeguay en colectivo los viernes a la noche. Y cada noche vi el mismo espectáculo. Cientos de chicos muy chicos, manejando los autos de sus padres, apiñados en un conocido quiosco de la calle 25 de mayo comprando alcohol. No creo que esto que digo ahora, sea una novedad para nadie. Y estoy convencido de que ese «problema», en el fondo, no le importa a nadie. A nadie le interesa demasiado que su hijo tome como una cuba. Ni que maneje alcoholizado. A pocos les importa seriamente que los boliches y los negocios vendan indiscriminadamente alcohol a los menores. A nadie le importa, claro, hasta que pasa algo. Ahí entonces aflorará puntual e histriónica la Argentina falluta.Durante este verano, cada mañana, ya muy entrada la mañana, vi salir de los boliches miles de jóvenes. Algunos divertidos y alegres, otros agresivamente violentos. Muchos alcoholizados, otros drogados. Pero nunca oí a ningún adulto haciéndose cargo. Y muchos menos vi a nadie tomando cartas en el asunto.Eso sí, la gente se entera de que el ciclo lectivo arrancó en Xangó, y sale urgente a rasgarse las vestiduras y a señalar con el dedo que acusa. Y con el dedo que acusa, la Argentina falluta pretende excusarse de sus responsabilidades. Me hacen reír.Y en medio del alboroto con que los necios y los fallutos deseaban esconder la profundidad del tema, la ex directora departamental, dijo: «Los índices de repitencia y abandono escolar en Gualeguay son alarmantes»… ¡ah!, pero ante este dato conmovedor y central, a nadie se le mueve un pelo. Ahí estamos nosotros los grandes, y nuestro doble discurso. Nosotros los adultos, y nuestra doble moral.Cada vez que veo a los jóvenes de hoy, los miro y pienso, que ellos son ahora lo que nosotros, los grandes, hemos estado haciendo de ellos. Los veo y pienso, que lo que son ahora, habla mucho de lo que hemos sido cada uno de nosotros los grandes, todos estos años para con ellos. El ejemplo, nos guste o no, enseña más que mil discursos y cien tratados. Y eso es precisamente lo que hacemos nosotros los grandes, cada día, aunque intentemos ignorarlo. Aunque no nos demos cuenta: Enseñamos con el ejemplo.Nuestros hijos aprenden mucho más, con lo poco que nosotros hacemos, antes que con todo lo que nosotros decimos.Aunque la presidenta de la Nación se pare con el glamour de sus joyas en medio de Larroque, y hable media hora sobre las bondades de la escuela pública, los jóvenes descreerán de su discurso, al ver que su hija Florencia, que es Kirchner, estudia en el Colegio La Salle de Florida.Y aunque los grandes gritemos moralina por la radio. O escribamos tratados de buenas costumbres, o hagamos saltar de sus puestos, como fusibles, a los funcionarios señalados por la Argentina falluta, o aunque los que actúan como Maquiavello citen a Gramci, nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos…siempre aprenderán de los ejemplos. Mil campañas viales de millones de pesos podrán gastar los políticos. Pero si acto seguido, impulsan la legalización de la droga, es lógico que los chicos se pregunten ¿qué pasará el día que el chofer de un micro, cruce las vías con las barreras bajas, luego de fumarse «un porrito no punible»?.El día que los grandes comprendamos que estamos mal enseñando con nuestro ejemplo, ese día, tal vez, asumamos que sólo nosotros somos los responsables de que nuestros hijos sean como son. Y los responsables de que al país, nuestro país, le vaya como le va.


Escrito por Horacio Palma

Publicado en Gualeguay al día el 16/03/08

martes, 18 de marzo de 2008

A 25 años del Bicentenario

Gualeguay llegará, el próximo miércoles 19, al ducentécimo vigésimo quinto aniversario de su fundación. Aquel 19 de marzo de 1783, don Tomás de Rocamora fundó la primera de las tres Villas (Concepción del Uruguay, el 25 de junio y Gualeguaychú, el 18 de octubre) que fundaría ese mismo año. Aquella Villa de San Antonio del Gualeguay Grande, comprendía un total de 56 manzanas donde vivían los 150 vecinos de entonces.
Hace 225 años comenzaba la historia de Gualeguay, y esto me sirve de excusa para buscar en el archivo una revista que se publicó hace 25 años con motivo del festejo del bicentenario de la fundación de la ciudad.
Esta revista fue una publicación de la Comisión Central de Homenaje al Bicentenario de Gualeguay, bajo la dirección de Mario Alarcón Muñiz, con la colaboración de Humberto Pedro Vico, Ricardo Altinier, Roberto Beracochea, Juan María Gianello, Eduardo J. Echegaray, Susana Quintana de Lafourcade y María Carolina Alarcón; con fotos de André Baranoff.
La revista hace un recorrido por la historia y las diferentes actividades de nuestra ciudad. Han pasado 25 años de esa publicación y las condiciones de hoy, no son las de entonces. No hago ningún juicio de valor y prefiero dejar a criterio del lector si son mejores o peores.
Miro y releo la publicación, con sus páginas amarillas por el paso del tiempo, y me digo que las épocas han cambiado.
Hojear esta revista es recorrer poco a poco la ciudad con sus edificios emblemáticos: la parroquia San Antonio, frente a la plaza Constitución donde nos juntábamos con mis compañeros de la secundaria, antes de entrar a clase en la antigua “Comercio”; el Club Social; el Teatro Italia; la Sociedad de Fomento Educacional con la Biblioteca Popular; la Escuela Normal; la Escuela Nacional de Comercio; la Escuela de Artes Visuales; etc.
Doy vuelta las páginas y pienso en que las cosas han cambiado desde ese 1983 hasta hoy. Miro las fotos de una nota que se titula “El nuevo Carnaval” que dice textualmente: “El nuevo carnaval de Gualeguay, ejerció una notable influencia en las ciudades vecinas a tal punto que también Gualeguaychú y Concepción del Uruguay, a partir de 1980 y 1981 respectivamente, adoptaron modalidades similares a las inauguradas en nuestra ciudad en 1979. En esto tuvo también particular incidencia el programa de giras de las comparsas fuera de la ciudad.” “...tanto Macumba como Si Si han mostrado el esplendor del carnaval de Gualeguay”. ( ...)
Sigo hojeando y encuentro otra nota: “Expoguay”. “Iniciada en 1977 con todo el carácter de una corazonada en la que pocos creían, fuera de sus optimistas organizadores, encabezados por el entonces intendente municipal, profesor Hugo Hernán Quatrocchi...” “...Expoguay se ha convertido en una de las realizaciones anuales tradicionales de nuestra ciudad. Se la define oficialmente como una muestra industrial, comercial, artesanal y cultural...” “Una prueba de su arraigo y del interés que despierta, la da el hecho de haber sido declarada, en 1980, Fiesta Provincial, con el auspicio oficial del gobierno entrerriano”.(...)
Sigo adelante en los recuerdos y me detengo en otra nota firmada por M.A.M. (Mario Alarcón Muñiz) titulada “Un perfil industrial todavía indefinido”, con una volanta: “Los valiosos esfuerzos actuales no alcanzan para diseñar el futuro”. Dice en un párrafo: “...el perfil industrial de Gualeguay –aún modesto- se conforma principalmente por Rolling Forms (formularios para sistemas de computación), Tecnografic (cuadernos y repuestos escolares), Cerámica Gualeguay (vajillas domésticas y objetos ornamentales), CERSA (calzado deportivo), Meda Hnos. (acoplados), Metaltech (estructuras metálicas), Frigorífico Juchco (elaboración de carne equina), Frigorífico Soychú (faenamiento de aves), Molino Arrocero Gualeguay, Molino Harinero José María (ex Santa Luisa), Molino Druetta (elaboración de maíz) y Manufactura Peletera Gualeguay (pieles), además de numerosas industrias menores en las que se fabrican acumuladores, bloques de hormigón, muebles, bombillas, dulces, lácteos, embutidos, envases de polietileno, material gráfico, artículos de hierro, hojalata, mosaicos, pastas, bebidas gaseosas, productos de panificación, etc.” (...)
Dije que no iba a hacer un juicio de valor sobre las condiciones actuales de la ciudad, solo pretendo reflejar -sobre citas periodísticas- cómo era el Gualeguay del Bicentenario. Dejo al lector la tarea de analizar, meditar y sacar conclusiones sobre aquella ciudad de principios de los ’80 y ésta, 25 años después. Solo me permito una breve reflexión: Gualeguay cuenta hoy con un flamante gobierno, elegido por el pueblo, que guía los destinos de la ciudad. Tanto el intendente, Luis Erro, como sus colaboradores, y varios concejales, son jóvenes, promedian los 40 años de edad; personas que no están contaminadas con los vicios de la “vieja política”.
Ellos, tienen la oportunidad y la responsabilidad de gobernar, de encontrar soluciones a los problemas de la ciudad. Ellos, son dueños del momento propicio para cambiar las cosas. Ellos, tienen la oportunidad de hacer, que los que piensan que algunas cosas no van a cambiar, estén equivocados.

Claudio Carraud
ccarraud@hotmail.com
Publicado en Gualeguay al día el 16/03/08

lunes, 10 de marzo de 2008

El Gualeguay libros

La tarde calurosa de febrero invita más, a estar dentro de un lugar con aire acondicionado que a caminar por el barrio de Villa Urquiza. Pero esa cuadra de Pacheco entre Monroe y Blanco Encalada, poblada de árboles tiene un frescor reconfortante. En la misma cuadra conviven una galería de arte sobre una vereda y una librería sobre otra. Esto no llamaría la atención de nadie, si no fuera porque la librería se llama El Gualeguay libros, algo que indefectiblemente, es de interés para cualquier gualeyo.
Al traspasar la puerta, me encuentro con un retrato fotográfico de Juan Laurentino Ortiz; de perfil, sentado, fumando con su característica boquilla larga y mirando pensativo. Me pregunto qué estará mirando. A la izquierda, detrás del mostrador, otro retrato fotográfico de Juanele, pero éste, un poco más pequeño, donde el poeta está de frente, con un gato en sus brazos. La librería no es muy amplia, pero sí cómoda y acogedora, pintada de un color amarillo maíz y blanco. “En el subsuelo están los libros infantiles y los que son para mamás -me explica Mario Nosotti, su propietario-, la planta baja dedicada a los libros en general con un sector especialmente dedicado a la poesía, y en el primer piso un bar próximo a inaugurarse, donde la intención es hacer talleres de literatura, charlas y presentaciones de libros”.
Mario nació hace 41 años en San Fernando, provincia de Buenos Aires. Me cuenta como surgió la idea de El Gualeguay libros. “Empezamos con la librería hace 7 años, éramos parte de la Boutique del libro que son varias sucursales y hace muy poquito, en mayo del año pasado, decidí abrirme de la cadena de la Boutique del libro y hacer algo más propio, más independiente. Entre todas las cosas que había que hacer estaba la de pensar un nombre”. Nosotti me demuestra su admiración por Juan L. Ortiz y su obra. “Se me ocurrió ponerle El Gualeguay, básicamente por el libro, por el poema El Gualeguay, por Juan L. Ortiz, por la ciudad de Gualeguay, por todo eso. Pero básicamente por ese libro, que para mí es uno de los libros más difíciles de Juanele porque es como una especie de historia de Entre Ríos; es autobiográfico y también histórico. Empieza desde la época de la conquista hasta la actualidad, siguiendo el personaje, es como el río, que te va guiando por la historia de Entre Ríos”.
Mario Nosotti además de librero es poeta.“Estudié letras, siempre me gustó la literatura. Me gustó escribir poesías desde siempre, publiqué un libro que se llama“Parto mular”. También hice una revista que se llama “Música rara” donde publicaron poetas conocidos y poetas nuevos de Argentina. Publicamos ensayos, siempre básicamente poesía pero también todo lo aledaño a la poesía.
-Tener una librería es como tener una biblioteca enorme a tu disposición…
-Hay mucha distancia entre lo que uno ve de afuera, lo que uno se imagina y después, cuando lo hace realidad. El mercado editorial ha cambiado mucho, hay una parte que es muy dinámica, muy comercial, es un trabajo arduo. El que piense que por tener una librería va a poder leer más, está equivocado, porque acá no tenés tiempo nunca, si querés leer no tengas librería – aclara Mario entre risas- igualmente, para mí, la librería sigue teniendo algo como mágico. Todos los días cuando entro, siento que hay algo mágico acá dentro.
-Pero tenés que leer por lo menos para recomendar. Imagino que te pedirán consejos…
- Trato de hacerme siempre un tiempo para leer pero solo lo que me gusta, leo muy poco por obligación o para recomendar. Para eso me manejo con los suplementos literarios o contratapas de libros. Imaginate que actualmente salen alrededor de trescientas novedades por mes, es una locura.
-Se editan muchos libros y por otro lado las librerías se van achicando...
-A las librerías chicas les cuesta mantenerse y a las grandes también, es un tema complicado, pero está dentro de las reglas de mercado donde se mueve toda la economía. El libro es un producto más y las grandes editoriales son grupos económicos. Si bien ahora en Argentina, en los últimos años, después de la crisis, surgieron varios sellos independientes que están editando cosas muy buenas. Hay muchos libreros que, como una forma de resistencia a las grandes editoriales, les dan su espacio. Por ejemplo: Cuenco de plata, Beatriz Viterbo, Adriana Hidalgo, Hay unas cuantas editoriales chicas que ya tienen sus autores, incluso autores importantes como César Aira, Belatin, -que es un escritor mexicano ya consagrado-, que de pronto les dan libros de ellos para que puedan publicar. Más que nada por una afinidad medio afectiva-ideológica, que me parece que está bueno.
-¿Le das mucha importancia a la poesía en El Gualeguay libros?
Sí. Tenemos un sector dedicado a la poesía y tratamos de tener bastante poesía argentina, porque me gusta la poesía.
-¿Cómo llegás a conocer la obra de Juan L. Ortiz?
A partir de un dossier que le dedicó el Diario de Poesía hace unos 20 años, pero Juanele ya tenía sus seguidores, era un escritor medio de culto para un grupo muy selecto, en el que estaba Saer, Hugo Gola, y gente de Paraná. Yo leí mucho sobre él, desde entrevistas hasta gente que lo conoció. Lo que fascina de él, que no es fácil de encontrar, es una cosa tan cercana entre la actitud de vida, el entorno y su poesía. Porque está íntimamente ligado, está muy poco disociada la forma de vida, su sensibilidad, su experiencia, con el paisaje. La poesía de Juanele es algo bastante nuevo, es como una voz muy definida en la poesía argentina. Para mí, él rompió un montón de parámetros. Si bien es muy lírica en cierto punto, tiene un manejo de ciertos recursos rarísimos; los signos de pregunta, las comas, los espacios. Valoro muchísimo la obra de él como escritura, era como una especie de pintor, un pintor de palabras. Juanele, tiene mucho trabajo con la sintaxis, con la lengua, que lo hace -para mí- un poeta de vanguardia. Por la forma en que usa los giros, las preguntas, las palabras. En ese sentido, es un poeta muy adelantado, un poeta con una voz propia muy fuerte, es un escritor que escribió siempre igual, eso me impresiona. No es un escritor que se nota que haya vacilado en un comienzo. Da la impresión como que él nació escribiendo así y siguió siempre así, su obra es muy homogénea.
-¿Conocés Gualeguay?
-Sí, fui hace unos diez años. Recuerdo que cuando estuve allá en la casa de Juanele hablé con uno de los vecinos, que me decía: “el viejo Juan, sí... nosotros sabíamos que él escribía, sí... ahora cada tanto viene gente..” para la gente de allá era un vecino más. Lo que no conocí es Puerto Ruiz, me gustaría ir nuevamente, quiero hacer ese recorrido, hacer ese camino al puerto.
-¿Conocés otros poetas o escritores de Gualeguay?
-Antes de Juanele había leído a Carlos Mastronardi. Conozco también a Alfredo Veiravé y a Emma Barrandeguy. Ahora también hay un narrador que yo la verdad no conocía…
-Juan José Manauta...
-¡Manauta.. sí.!. Pero es difícil conseguir los libros de él.
Le cuento a Mario la relación de amistad entre Juan L. Ortiz y la familia de Juan José Manauta. “La verdad que me llama la atención que Gualeguay -una ciudad relativamente chica- tenga tanta gente ligada a la cultura; músicos, escritores, poetas, que confluya tanta gente talentosa, eso no pasa en otros lugares.”
-Lees solamente poesía...
Ahora empecé a leer otras cosas. Estoy leyendo a Virginia Woolf; “Miss Dalloway”, lees eso y te quedás asombrado, es poesía pura, con una sensibilidad especial.
-La poesía requiere tener una predisposición para leerla…
-Sí. La poesía trabaja con lo no narrativo, eso requiere más participación, más atención. La poesía es otro desafío. La gente que lee poesía es un grupo muy reducido, muy endogámico que se mueven entre ellos.
-¿Hay una evolución en la poesía actual?
-Hay otro tipo de poesía como más urbana, que tiene mucho que ver con lo que se está escribiendo ahora, poesía -entre comillas- joven, más ligado a la experiencia, la experiencia de lo cotidiano. Desde el lenguaje hasta las cosas triviales, medio naiff en cierto punto. Hay un cambio bastante fuerte en la poesía a partir del objetivismo, Joaquín Gianuzzi por ejemplo, que empezó con una poesía que tiene que ver más con lo que veo, con el momento, con las cosas. Hay todo un debate, a algunos les gusta otros la defenestran.
-¿Qué otros autores te gusta leer?
-De acá leo Saer, Copi, Clarice Lispector, que es una escritora brasileña, que tiene que ver más con lo existencial con un tono introspectivo. Soy un lector bastante salteado, de cosas que leo y me van gustando. De poesía argentina los ya consagrados como Joaquín Gianuzzi, Arturo Carrera, Reinaldo Jiménez, que es peruano, pero que hace muchos años vive en Argentina y hace una de las mejores revistas de poesía que se llama Tsé Tsé. De los clásicos; Oliverio Girondo, Roque Vallejos. La poesía norteamericana también me gusta mucho, como William Carlos Williams, Ezra Pound, (Thomas S.)Eliot, gracias a las traducciones que hizo (Alberto) Girri, se empezó a leer acá mucha poesía norteamericana que ha influido en los poetas actuales. Se hizo una mezcla rara entre la poesía española y la norteamericana que me parece que está muy bueno.
Termino la charla con Mario que me regala su libro “Parto Mular”, le agradezco el libro y la cálida charla y prometo volver otro día. Salgo a la calle, la tarde se va transformando lentamente en noche clara. Camino despacio por la vereda arbolada y pienso en Juan L. Ortiz, que este año, en septiembre se cumplen 30 años de su muerte. Pienso que diría Juanele de una librería que, en su honor, se llama El Gualeguay libros. Me imagino que se sentiría orgulloso de que en Buenos Aires, más precisamente en Villa Urquiza, exista un bastión de su obra, custodiado por otro poeta; Mario Nosotti.




Entrevista y fotos: Claudio Carraud
ccarraud@hotmail.com

Publicado en Gualeguay al día el 9/03/08

lunes, 3 de marzo de 2008

Éramos tan pobres (pero tan felices)

Ese sábado a la mañana, hace 20 años, lo recuerdo muy bien. Estaba feo, nublado y caía sobre Buenos Aires una llovizna mansa. Había salido temprano a buscar algo y cuando volví al departamento escuché la noticia en la radio. Había muerto Alberto Olmedo. La noticia me sorprendió. Empecé a sentir una rara sensación, entre perplejidad y tristeza, que pocas veces volví a sentir. Me quedé escuchando la radio para ver si había detalles de lo ocurrido, pero todo era muy confuso. Se hablaba de suicidio y después de un accidente. Con el transcurrir de las horas los hechos se fueron aclarando y la televisión se encargó de mostrar las imágenes del cuerpo de Olmedo sobre el pasto, en la entrada del edificio Maral 39 en Mar del Plata.
Alberto Olmedo estaba en lo más alto de su carrera artística. Su programa “No toca botón” llegaba a medir 60 puntos de rating y su muerte fue, sin dudas, una noticia impactante.
Rosarigasino (rosarino en gasó) de ley –como sostenía- había nacido en un hogar humilde y desde muy chico tuvo que salir a trabajar para ayudar a su madre.
En 1954 decide viajar a Buenos Aires a probar suerte y al año siguiente ingresa a trabajar al viejo Canal 7 como tiracables. Ese fin de año, en una reunión del canal, Olmedo realiza una magnífica improvisación y el interventor del canal lo invita a trabajar como actor. Así comienza su carrera artística en Buenos Aires.
En 1960 crea el personaje “El Capitán Piluso” junto a Coquito ( Humberto Ortiz) en Canal 9, el primer éxito de Olmedo. En el ‘64 debuta en Operación Ja Ja, el programa de Gerardo y Hugo Sofovich. En este programa nace uno de sus personajes característicos: “Rucucu”, un presentador ucraniano, de bigotes, frac y bombin.
Alberto Olmedo trabajó en 48 películas entre 1959 y 1988. Las más recordadas bajo la dirección de Hugo Sofovich y las actuaciones de Jorge Porcel, Susana Jiménez y Moria Casán. Pero lo mejor de Olmedo no se encuentra en las películas, donde estaba atado a un guión que debía respetar. Justamente el humor del Negro, como le decían sus amigos, se basaba en su gran capacidad de improvisación.
En los programas de televisión de la década del ’80 es donde se puede encontrar lo mejor del humor de Olmedo. Uno de sus primeros éxitos fue el personaje de “Lucy”, junto a Ethel Rojo, donde se vestía de mujer para conseguir trabajo, basado en el personaje de “Tootsie” que hizo Dustin Hoffman en 1982, en la película de Sydney Pollack.
Otro de sus memorables personajes fue el “Yeneral González” el general de Costa Pobre y “Perkins”, el mayordomo que miraba cómplice a la cámara cuando le decía a la condesa (Susana Romero), que esperara al conde (Adrián “Facha” Martel), en su habitación y con la luz apagada.
Otros personajes que quedaron en el recuerdo de la gente fueron “Chiquito Reyes”, “Rogelio Roldán”, empleado de un déspota jefe alemán (Vicente Larussa) y “El Manosanta”, un pai umbanda que atendía con su secretaria (Beatriz Salomón) a un padre (Javier Portales) que llevaba a la consulta a su hija (Adriana Brodsky). Pero quizás el punto máximo de sus improvisaciones ocurrieron en el sketch de “Álvarez y Borges”; dos supuestos periodistas que esperaban en una sala, para tener una entrevista con el director de un diario. En ese sketch, Olmedo se lucía con sus ocurrencias y Javier Portales por ser un excelente partenaire.
Alberto Olmedo acuñó frases históricas como: “y... si no me tienen fe...” y “éramos tan pobres...”. Se caracterizó por no seguir un guión fijo y fue uno de los primeros en mostrar el “detrás de cámara” en la televisión. Con sus bromas inesperadas sorprendía al público y a sus compañeros. Supo transgredir los códigos de la televisión, haciendo cómplice al espectador.
Fue el creador de lo que hoy se denomina publicidad no tradicional ( PNT) o “chivo” como se lo llama informalmente, cuando Perkins hacía un gesto levantando el brazo derecho y pronunciaba: “savoy... savoy” , que por entonces, era un conocido local de bebidas en la avenida Callao y al que Olmedo solía concurrir.
En el verano de 1988, estaba haciendo con éxito en Mar del Plata la obra “Éramos tan pobres”. La noche previa a su muerte, estaba cenando con unos amigos, cuando a las dos de la madrugada recibió el llamado de Nancy Herrera, su mujer, para avisarle que estaba en Mar del Plata. Olmedo saludó a sus amigos después de la cena y fue al encuentro de su mujer. Un amigo del cómico contó después que “ellos estaban distanciados y él sufría mucho. Estaba feliz porque se iban a reencontrar”. Esa fue la última vez que lo vieron con vida, lo demás ya es conocido.
Esa mañana del 5 de marzo de 1988, hace 20 años, Alberto Olmedo quedó para siempre en la memoria y el corazón de muchos argentinos que nos reímos con sus personajes y con su particular humor. Como escribió Fito Páez en la canción Tema de Piluso: “Nada nos deja más en soledad que la alegría si se va. Volar, volar, volar, volar, volar, ¿cómo es Alberto volar al más allá...?



Claudio Carraud
ccarraud@hotmail.com



Publicado en Gualeguay al día el 2/3/08