martes, 3 de marzo de 2009

Lloran las palabras

Murió el periodista y poeta uruguayo Salvador Bécquer Puig


Dicen que cuando muere un poeta lloran las palabras. Y debe ser cierto nomás. Hoy las palabras lloran a Salvador Bécquer Puig. Este poeta y periodista uruguayo falleció en Montevideo a menos de un mes de haber cumplido los setenta años.
Bécquer Puig nació en la capital uruguaya el 9 de enero de 1939 y desde joven tuvo afición por la literatura. Amigo entrañable de Alfredo Zitarrosa con quién compartió el gusto por la poesía y la narrativa, era miembro del concejo de Honor de la fundación Alfredo Zitarrosa.
“Lamentablemente hoy no es un día afortunado, dijo Víctor Hugo Umpiérrez secretario general de la fundación Zitarrosa a LA PALABRA DESNUDA, puesto que pasada la medianoche falleció nuestro querido amigo, hermano de Zitarrosa, el poeta, periodista y locutor, Salvador Bécquer Puig. Hoy es un día muy triste para todos nosotros, porque además Bécquer fue un baluarte para esta institución, miembro del concejo de Honor de la Fundación, por el mérito de su trayectoria y por su apoyo indoblegable para que esta institución pueda ser lo que Alfredo se merece”.
Bécquer Puig ejerció, como periodista, la crítica literaria en el legendario semanario uruguayo Marcha que dirigía Carlos Quijano, donde escribían Juan Carlos Onetti, Eduardo Galeano, Mario Vargas Llosa y el propio Zitarrosa.
Fue corresponsal de las agencias internacionales Reuters entre1976 y 1982 y Ansa desde 1982 a 2004.
Recibió el premio Bartolomé Hidalgo en 1993 por el libro "Si tuviera que apostar"; el premio Juan José Morosoli en el 2000, por el conjunto de su obra literaria y en 2001 el primer premio en Poesía del Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay en la categoría Inéditos, por su libro "Falso testimonio", publicado como "En un lugar o en otro".
Entre sus libros figuran “La luz entre nosotros” (1963), “Apalabrar” (1980), “Lugar a dudas” (1984), “Si tuviera que apostar” (1982), “Por así decirlo” (2000) “En un lugar o en otro” (2003) y “Escritorio” (2006)
Sus poesías forman parte de numerosas antologías en diferentes países como España, Francia, Brasil y Canadá.
Escribió Puig en “Escritorio”, su último libro:

Negocios

Mi negocio es la vida.
La muerte sólo pasa la factura.
Algunos entendidos aseguran
que hay algo más:
la herencia de la muerte.
Para mí —contradigo— el negocio
es mirar unas gaviotas, ponerle nombre
a cada una de ellas y,
como digo gaviotas,
puedo decir el aire en que planean,
cada aleteo del viento.
Es cierto que, cuando los nombres
diversos del aire pasan a ser silencio
o noche, las gaviotas se van,
son simplemente ideas,
vuelos imaginados, alas
que no se ven,
negocios extraviados.
Los asesores de confianza,
expertos, sin embargo,
creen firmemente en su
particular nombre de pila,
acaso más que en Dios.
Cuando oyen ese nombre
se dan vuelta en la calle
como cualquier mortal o como
si fueran un vecino de tantos,
pero no saben bien qué diferencia hay
entre una bandada de gaviotas y el nombre
—escondido— de cada una de ellas.
Este es sólo un ejemplo de negocios.
Hay otros y muy prósperos.
La idea del negocio
es el comienzo de la vida
que tiene, entre otras cosas,
una descomunal plusvalía de risas.

Claudio Carraud
ccarraud@hotmail.com

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