domingo, 19 de abril de 2009

“Papá era muy generoso, no quería nada para sí, sino para los demás”

Moriana Zitarrosa, presidenta de la Fundación Zitarrosa

Dulce niñita dormida/ ¿con quién soñarás?/ tu carita encendida/ ¿a quién mirará?
Sé que para ti la vida/ es tomar y tomar/ quiero saber quién te mira/ y qué cosas te da.
Madeja espesa y pesada/ tu pelo también/ se ha dormido en la almohada/ torrente de miel.
Debajo de tu cabeza/ cual suave edredón/ pone en tu humilde belleza/ un violento color.
Carla Moriana pequeña/ quisiera poder/ ser tu padre y tu madre/ y volverte a nacer.

(“Para Carla Moriana”, canción de Alfredo Zitarrosa)

El gran cantor uruguayo describía en esa hermosa canción, escrita a mediados de los años ’70, el sentimiento hacia su primera hija Carla Moriana.
Hoy, Moriana (39) es la presidenta de la fundación Zitarrosa con sede en Montevideo y su hermana menor –Serena (35) su vicepresidenta.

La misión de la fundación, nacida el 10 de marzo de 2004, es la de mantener viva la presencia de Alfredo Zitarrosa en su dimensión humana, promoviendo su figura y su obra, y colaborando en la protección de éstas, así como con el mantenimiento y la preservación de su legado, con especial atención a su archivo documental y personal, por ser parte fundamental del patrimonio cultural uruguayo, y referente de su identidad.

“Esto significa que los objetivos de la Fundación, surgen directamente de la forma de sentir y ver el mundo, de papá”, afirma Moriana.

“Si bien hay un componente importante en relación con la preservación, la protección y la difusión, de la figura, la memoria y el legado artístico y humanista de Zitarrosa; también busca ser una prolongación de su dimensión humana, es decir, ser un vehículo físico para que su acción comprometida a favor de la gente, de los más desprotegidos, de los artistas, pueda continuar y amplificarse.”

“En el sitio web (http://www.zitarrosa.org/) puede encontrarse más detalle sobre todos los objetivos, su justificación, y también, los valores en los que se sustenta la acción de la Fundación -sostiene su presidenta- lo cual es fundamental, porque son los mismos valores con los que se conducía papá, y esta institución, que se inspira en él y es su proyección física, debe conducirse de la misma manera; no puede ser de otro modo.”

”Quisiéramos que en un futuro -ojalá próximo- se trate de una institución grande, luminosa, que haga honor a su Alma Mater” dice Moriana.

- ¿Cuáles son los recuerdos más tempranos que tenés de tu padre?
- Cuando pienso en él se me presenta su cara sonriente, como conteniendo, simplemente estando y acompañando. Era una persona con quién se podía contar siempre, muy cariñoso con nosotras, siempre presente. A pesar de que la imagen más difundida de él es la de una persona muy seria, muy circunspecta, era una persona con un precioso sentido del humor y en casa, con nosotras era bastante alegre.

- ¿Cómo era en la intimidad, con sus amigos y su familia?
- Una persona cálida, preocupada por su trabajo, muy estudioso e interesado por todo. Papá era muy generoso, tal vez demasiado. No quería nada para sí, sino para los demás.

- ¿Les contaba a tu hermana y a vos sobre cómo había sido su niñez?
- No era un tema que él mencionara mucho en casa, era un tema que no le gustaba mucho tocar. De hecho tuve muy poca relación con su madre y hoy, por desgracia, prácticamente no tenemos relación con su hermana y los hijos de ella que es lo que conozco queda de la familia de mi padre.

- Cuando tu papá se tuvo que ir de Uruguay vos tenías 6 años, ¿ustedes lo acompañaron?
- Sí, lo acompañamos por Argentina, España y México con escalas en medio de cada uno por Montevideo. Donde más vivimos fue en México, estuvimos allí un poco más de cuatro años y para nosotras fue nuestra última escala antes de regresar a Montevideo. Él se quedó un período más en Buenos Aires hasta que efectivamente pudo volver a pisar suelo uruguayo.

- ¿Cómo viviste vos y tu familia el exilio?
- El exilio fue muy duro; lo recuerdo como una etapa de mucho sufrimiento. Papá estaba siempre en casa, trabajaba mucho en su estudio, y por períodos, sufría mucho de terribles jaquecas. En esas etapas y en las mudanzas -que en general recaían sobre ella- mamá era la que estaba siempre presente haciéndose cargo de nosotras, y trabajaba doble atendiéndonos a nosotras dos y a papá. Para todos fue difícil, para nosotras adaptarnos a diferentes lugares para luego tener que volver a cambiar y volver a adaptarnos, que siendo niñas es difícil de entender y sobrellevar. Para papá y mamá estar exiliados, separados de su tierra, familia y amigos, fue una de las experiencias más duras.

- Algunas personas que conocieron a tu padre opinan que él nunca pudo superar ese difícil momento que es el destierro obligado…
- Tengo la misma opinión. Siempre estaba pensando en regresar en cuanto pudiera, de hecho fue el primer artista proscrito en regresar a Uruguay, ese día estaba radiante de alegría al volver a ver a su gente y pisar de nuevo su tierra. Luego se sucedió la etapa dura del regreso, encontrarse con un país que no era el que había dejado, pero por sobre todo la proscripción solapada de la que fue objeto la canción popular, en particular papá , eso lo sabemos hoy por testimonios de gente. Papá prácticamente no trabajaba en Uruguay, no se pasaba por radio, no le pedían entrevistas los medios ni salía en televisión nacional. Los buenos trabajos surgían de fuera del país. Sin embargo él no quería salir, no quería volver a irse. Siempre decía que sólo muerto lo volvían a sacar de su tierra.

- Siendo chica, ¿eras consciente de la repercusión que tenía su labor artística?
- No tenía gran conciencia de eso, es difícil pensar en el padre de uno como algo más que eso. Yo vivía su fama y la firma de autógrafos como algo común, siempre fue así y aunque a veces era un poco molesto no poder salir libremente con él, a la plaza por ejemplo, se vivía como lo que era y lo asumíamos así. De hecho si bien él se sentía agradecido, también eso lo recluía y no podíamos tener una vida normal como cualquier familia. Ahora, ya pasados unos cuantos años, para mí su repercusión artística se ha hecho más clara. Ya se ven las cosas con otros ojos y he recibido múltiples testimonios de gente que nos comenta de qué manera ha influido la obra de papá en sus vidas y de cómo lo sigue haciendo a pesar de su desaparición física, lo que me da una idea aún más completa.

- ¿Él sabía de la trascendencia que tenía en el público? Para muchos su canto era el canto a la libertad del pueblo uruguayo y latinoamericano.
- Sí, estoy segura que tenía una profunda conciencia de eso, aunque tal vez sentía que no era digno de todo el cariño que se le profesaba, pero sí, se daba cuenta de lo que significaba y lo tomaba con una gran responsabilidad, por entenderlo es que lo seguía haciendo, porque también sufría mucho con su trabajo, no le gustaba subirse al escenario y aún así lo hacía porque entendía que era necesario de algún modo. Era una responsabilidad muy pesada para él.

- Para muchos, Alfredo Zitarrosa, ha llegado a la categoría de mito, y es muy querido y admirado en Argentina…
- Para mí es una alegría y un honor que esto sea así. En Argentina, en particular, me consta el cariño que le tienen porque me lo han transmitido así, a mí misma, cada vez que piso esa tierra. Mi más profundo agradecimiento a todo el pueblo argentino por recordarlo con ese cariño y respeto que se siente tan fuertemente.


Claudio Carraud
ccarraud@hotmail.com
Fotos: gentileza Moriana Zitarrosa

2 comentarios:

Unknown dijo...

Soy una admiradora de Zitarrosa siempre fue mi favorito. Iba a venir a Colombia no recuerdo exacto el año (Entre 80-pero yo era muy escasa de recursos ahorre peso a peso y tenia primera fila y nuestra "democracia americana" le negó la visa. Este es un pais que no necesita una dictadura

Luego murio

Que bueno que sigan manteniéndolo vivo

Claudio Carraud dijo...

Muchas gracias Olga por tu comentario. Saludos. CC