domingo, 26 de julio de 2009

Un fresco abrazo de agua

Un proyecto de Melina Tempelópoulos Yuros y Gustavo Cabral

Un fresco abrazo de agua la nombra para siempre;
sus costas están solas y engendran el verano.
Quien mira es influido por un destino suave
cuando el aire anda en flores y el cielo es delicado.

Luz de Provincia (Carlos Mastronardi)

Los versos de Carlos Mastronardi describen maravillosamente a nuestra Entre Ríos. Hablo de mi provincia. Vuelvo a querer sus noches, sus briosas claridades y sus albas de hielo, decía el gran poeta gualeyo en un pasaje de Luz de Provincia.

Esos versos de Mastronardi son inspiradores y revelan imágenes dichas en palabras. Y esos versos que también inspiran imágenes de nuestra provincia son el proyecto de lo que será un libro que se llamará, precisamente, “Un fresco abrazo de agua”. Melina Tempelópoulos Yuros, conocida por su actividad como cantante, pero que también es fotógrafa amateur y Gustavo Cabral, fotógrafo, son los responsables de lo que será este libro con fotos de Entre Ríos y textos de Mastronardi.


“Lo conocí a Gustavo a mediados del 2008, dice Melina, él en ese momento hacía fotos para la producción del disco de la banda donde yo estaba como cantante invitada, Factor Fun. Pero fue este año en una charla, hará unos tres ó cuatro meses, que surgió -muy desdibujadamente- lo de hacer un libro de fotografía. A los 20 días comenzamos a reunirnos para empezar a darle forma. La idea desde un principio fue recorrer la provincia registrando aquello que se conoce, lo más típico de la zona, pero además llegar a aquellos pueblitos o aldeas olvidadas o desconocidas y a su gente. Salimos a recorrer librerías en busca de ese tipo de material y para nuestra sorpresa no había absolutamente nada. Fue viendo esos libros de gauchos, como el de Sessa o el de Sempé, que decidimos que el libro debía tener esa calidad o al menos, acercarse”.

“Editar un libro de mucha calidad no es tarea fácil, pero tampoco imposible”, sostiene Melina Tempelópoulos que está encargada de la producción general del proyecto. “Existen entidades que financian este tipo de proyectos y creo que además tendremos apoyo de Cultura de la Provincia y de Turismo, porque tienen una relación directa con el futuro del libro. He estado hablando con Roberto Romani acerca del proyecto y vamos a ver en qué instancia y de qué manera puede, desde la Subsecretaría, facilitarnos algo. Mientras tanto seguimos nuestra tarea de realizar el registro fotográfico, que ya empezó el mes pasado. Estamos enamorados del proyecto y descubriendo una provincia mucho más amplia y rica de la que conocíamos”.

Melina Tempelópoulos nació y se crió en Gualeguay; actualmente reside en Paraná donde desarrolla su carrera de cantante. “Lo de Un fresco abrazo de agua se da en paralelo con mi actividad musical, pero realmente estoy poniéndole mucho empeño y dedicación para poder llevarlo a cabo, digamos que me enamoré del proyecto”.

En Un fresco abrazo de agua interviene Melina Tempelópoulos Yuros en la producción general, Gustavo Cabral en la fotografía y Airtor Aramberry en diseño. En un futuro se sumará un traductor ya que la edición está pensada para ser bilingüe.

"La base fundamental del futuro libro –explica Melina- es registrar no solo los lugares increíbles que tiene la provincia, sino también a nuestra gente. Por eso, los capítulos tienen que ver fundamentalmente con la actividad rural, el campo y su gente, los artesanos, las vestimentas típicas, la flora, la fauna, los pescadores, nuestros ríos, nuestros arroyos, lo que nos hace particulares y diferentes al resto del país. Una vez que trazamos más o menos las pautas generales del libro, nos pareció que necesitaba un buen marco que terminara de reforzar el concepto. Estábamos entre Juanele y Mastronardi, pero leyendo Luz de provincia, los nombres de los capítulos iban apareciendo solos y decidimos llamarlo así; es una frase hermosa, llena de sensaciones y grafica muy bien a esta tierra rodeada de ríos y arroyos”.

Sobre cómo se está desarrollando el proyecto en estos días, Melina confiesa que “ahora estamos, a duras penas, terminando de arreglar el auto de Gustavo para salir de nuevo a la ruta. Para eso hemos tenido la ayuda de dos personas de Gualeguay que han colaborado económicamente, pero el dinero nunca alcanza. Por eso seguimos necesitando apoyo privado y si Dios quiere esperamos contar con apoyo del gobierno para recorrer la provincia. Tenemos una ruta de viaje trazada de acuerdo más que nada a las actividades que se desarrollan en cada zona. Ahora por ejemplo en unos días, estaríamos saliendo hacia Chajarí para hacer todo lo relacionado con citrus, y si llegamos con los recursos iríamos a Concordia también. Hay lugares adonde queremos ir en invierno y en verano porque el contraste que se da entre una estación y la otra es fantástico.

Parece fácil, pero es difícil armar toda la logística para llegar a cada lugar, conseguir alojamiento, contactar a las personas indicadas en cada ciudad, y demás".

El proyecto Un fresco abrazo de agua demandará varios meses de viajes y estadía en diferentes lugares de la provincia y su progreso se puede ver en el blog: http://www.unfrescoabrazodeagua.blogspot.com/

“Suponemos que este recorrido terminará allá por febrero o marzo del año que viene con los últimos festivales típicos de verano, como el de Jineteada de Diamante. Este viaje recién comienza, así que las expectativas son muchísimas. Da un poco de vértigo lanzarse a esta aventura, sin contención económica, pero tenemos la esperanza de contagiar el entusiasmo que sentimos por este proyecto, que no sentimos como propio sino como una idea que involucra a todos los que habitamos la provincia, -enfatiza Melina- por eso, seguimos adelante con la fuerza que nos dan las ganas de dar a conocer cada rincón de la provincia".



Claudio Carraud
ccarraud@hotmail.com

lunes, 20 de julio de 2009

“Houston… aquí base tranquilidad, el Águila ha alunizado”

A 40 años de la llegada del Hombre a la Luna


El Eagle había recorrido el último tramo en una suave caída gracias a la débil gravedad lunar, el terreno había resistido bien el peso del aparato y todos los sistemas funcionaban perfectamente.
En Houston eran las 15:17 del 20 de julio de 1969 y el Eagle se había posado sobre la superficie lunar.
Cinco horas y media después de alunizar, los astronautas norteamericanos estaban preparados para salir. El primero en hacerlo fue Neil Armstrong, quien mientras descendía por las escaleras activó la cámara de televisión que transmitió las imágenes que el mundo entero estaba esperando ver.
Al pisar el suelo lunar, pronunció la famosa frase:
“Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad”. Armstrong decidió tomar fotografías del paisaje desolador y después muestras del suelo lunar.
Mientras tanto, Edwin “Buzz” Aldrin baja del Eagle y es el segundo hombre en pisar la luna. En esos momentos Aldrin habla a Houston:
- “Quizás para Neil fuera un pequeño paso, pero para mí ha sido un bonito salto”
En la base de Houston ríen, la felicidad de los hombres que han trabajado en el proyecto es inmensa.
Aldrin continúa:
- “Bonito… bonito… Una magnífica desolación”
Veinte minutos después de que Neil Armstrong (5 de agosto de 1930) bajó a la luna, lo hizo su compañero Edwin “Buzz” Aldrin (20 de enero de 1930), mientras que Michael Collins (31 de octubre de 1930) se quedó como piloto del módulo de mando “Columbia”.
El Hombre había llegado a la luna. Para Estados Unidos lo más importante es que ese Hombre es estadounidense.
Estados Unidos le ha ganado a la Unión Soviética la carrera espacial por conquistar el satélite. La bandera norteamericana es plantada por los astronautas en el suelo lunar.

Neil Armstrong
Han pasado muchos años y el primer hombre que pisó la luna está sentado en su silla mecedora en la galería de la casa de su extensa finca en Ohio, mirando el cielo estrellado en la noche de verano.
Neil Armstrong mira la luna y recuerda una imagen semejante pero vista desde la escotilla del Apolo 11. Parece tan lejano aquello. No fue fácil volver, nada fue igual después de aquel 20 de julio de 1969.
Doce hombres solamente han tenido la oportunidad de pisar el suelo lunar; desde el Apolo 11 el 20 de julio de 1969 hasta la última misión del Apolo 17 en diciembre de 1972. Sólo doce, pero la historia recordará siempre al primero: Neil Armstrong
Desde hace 40 años, los caminos de Armstrong y Aldrin se separaron cuando volvieron a la tierra.
Armstrong, un veterano piloto militar y uno de los pocos que han volado a 6.440 kilómetros por hora el X-15, el avión más rápido del mundo, abandonó la NASA en 1971.
Comenzó a trabajar como profesor en Ingeniería Aeroespacial en la Universidad de Cincinnati desde 1971 hasta 1979, y siempre rechazó en forma tajante el lugar de celebridad que le dio la Humanidad.
Desde 1982 y durante 10 años, Armstrong fue presidente del Computing Technologies for Aviation, Inc, y luego presidente de una compañía de sistemas electrónicos en Nueva York.
Aunque su carácter fue siempre introvertido, Neil Armstrong -el más evasivo de la tripulación del Apolo 11-, ha dado algunas conferencias sobre el futuro de los vuelos espaciales y aparece públicamente solo cuando se conmemora algún aniversario del viaje a la Luna.
A medida que pasaron los años, se fue volviendo cada vez más ermitaño y en 40 años, desde que el Apolo 11 llegó a luna, no ha concedido más de dos entrevistas televisivas. Es reacio a firmar autógrafos y prefiere refugiarse en su amplia finca de Lebanon, Ohio.

Edwin “Buzz” Aldrin
Por su lado, Edwin Aldrin, que tiene hoy 79 años dijo una vez en una exposición que la experiencia de llegar a la luna le cambió su espiritualidad. “Me hizo sentir la necesidad de expandir mis perspectivas” sostuvo.
En 1970 escribió el libro “Return to Earth” y cuando dejó la Nasa, a los 42 años, tres años después de haber llegado a la luna, cayó en la depresión y fue alcohólico. Según él, eso también contribuyó a la evolución de su espiritualidad. Después de salir de la adicción, se dedicó a dar conferencias sobre su experiencia lunar y escribió en 1989 otro libro titulado “Men from Earth”.
Edwin Aldrin sostiene: “si llegamos a la Luna no fue para estudiarla ni recoger muestras de su suelo, sino para aventajar a los rusos en la carrera espacial. Todo lo demás quedó en segundo plano…”.
Aldrin considera que los doce “caminantes lunares”, todos todavía con vida, son “demasiado individualistas” para trabar amistad entre ellos y que sólo vuelven a verse en las ceremonial oficiales.

Han pasado cuarenta años de un acontecimiento que marcó a la Humanidad, incluso hay quienes hablan de que la llegada del Hombre a la Luna marcará el final de la Edad Contemporánea y el nacimiento de una nueva Edad.
Después de semejante hecho, lo que cabe preguntarse es si hemos avanzado como hombres, si la Humanidad ha evolucionado -para bien- en estos cuarenta años.



Claudio Carraud
ccarraud@hotmail.com

domingo, 12 de julio de 2009

Apuntes que quedaron en el tintero

Sobre el reportaje a la médica cubana Hilda Molina



La nota realizada a la doctora cubana Hilda Molina la semana pasada, me ha hecho pensar en varios temas que tienen que ver con la realidad que vive Cuba. Son cosas que “quedaron en el tintero”, que por razones de espacio eran imposibles intercalarlas en un reportaje bastante extenso.

Más allá de las discusiones ideológicas que se plantean cuando alguien habla sobre el sistema comunista implantado en Cuba hace cincuenta años, y que tuvo como uno de los principales protagonistas al argentino Ernesto Guevara de la Serna, la realidad de aquel país ha ido cambiando a lo largo de medio siglo.

Desde aquel amanecer del 2 de diciembre de 1956 cuando 82 expedicionarios amontonados en la cubierta de un pequeño barco que fuera bautizado como el Granma, desembarcaron en Los Cayuelos, cerca de Las Coloradas, Cuba, procedentes de Santiago de la Peña, cerca de Tuxpan en Méjico, luego de navegar 7 días para llevar adelante el sueño de una revolución; hasta hoy, cuando miles y miles de cubanos han huido de su país –muchos hacia Miami- en busca de un porvenir mejor, han transcurrido cincuenta años de historia de un sistema comunista que muchos creen ya insostenible, en un país aislado del contexto internacional.

Muchas personas de las que adhirieron a la Revolución Cubana en sus primeros años, fueron cambiando la manera de ver las cosas. Tal vez, viendo que los ideales de aquella revolución se cumplieron a medias o que se implementaron, en la práctica, de una manera diferente a la que ellos pensaban.

Uno de esos ejemplos es la doctora Hilda Molina, que era adolescente por aquellos años de fines de la década del ’50 cuando el ejército de guerrilleros encabezados por Fidel Castro toma el poder ejercido, a este momento, por el dictador Fulgencio Batista.

Hilda Molina ha luchado más de quince años para lograr tener el permiso de salir de su país y hace una crítica muy dura al gobierno cubano en el reportaje publicado la semana pasada cuando sostiene casi sobre el final: “lo que sí, mientras esté aquí no me pienso callar lo que está sucediendo y ha sucedido en mi patria. Sé que le molesta al gobierno, sé que le molesta a sus voceros aquí en la Argentina, pero yo procedo del mismo sistema, al cual entré a los 15 años, confiando, creyendo, amando ese sistema, le di lo mejor de mi vida y de mi juventud, pero me defraudaron, me traicionaron como traicionaron a muchos, muchísimos, a miles de cubanos de mi generación y yo creo que es bueno que el mundo sepa”.

Miles de cubanos tienen el mismo sentimiento de Hilda Molina; muchos se han sentido defraudados por un sistema que, tal vez, ideológicamente sea bueno, pero que en la práctica no lo es. La responsabilidad seguramente le cabe a los hombres, a los gobernantes del país caribeño.

Nadie puede negar que la igualdad entre los hombres es algo maravilloso. Nadie puede negar que vivir en un país donde la salud y la educación de la población están garantizadas por el Estado sería el ideal de cualquier ser humano.

Cuba tiene garantizada la salud y la educación, Hilda Molina lo cuenta: “el sistema de salud en Cuba tuvo una época que fue excelente, tiene una serie de cualidades positivas. Un sistema universal que llega a todas partes del país; no hay un rincón del país donde no llegue el sistema de salud. Es gratuito, no hay que pagar. Va desde el nivel de atención primaria hasta centros científicos de alto nivel; esto es innegable. En la década del ’70 y el ’80 fue un sistema de salud excelente, prácticamente no tenía defectos”.

Ahora, lo que cabe preguntarse es ¿cuál es el precio que deben pagar los ciudadanos? Si el precio es la libertad, la restricción de los derechos individuales, como efectivamente pasa, ¿sirve?

A pesar de esto, todavía en Cuba, hay muchísima gente que sigue apoyando el régimen castrista, con sus virtudes y sus defectos.

En un reportaje realizado por la revista argentina “Sudestada” a Alberto Castellanos, un revolucionario que vive en La Habana; que fue chofer y escolta del Che Guevara, que formó parte además del llamado Pelotón Suicida, y que participó en el año 1963 de ese intento fallido de reproducir en Salta la revolución cubana; este hombre sostiene que “estamos ahora en una etapa de guerra de ideas. A mí nada de lo que hice me pesa y si lo tuviera que hacer de nuevo, lo haría. En mi familia no había ningún profesional; ahora mis hijas, nietos y sobrinos lo son. ¿Que tenemos problemas? Los tenemos. Pero tengo el orgullo de decir que estamos en el único país del mundo en que todos los habitantes comen todos los días. Yo sí me puedo morir tranquilo. La explotación que acá había cuando yo era niño no la va a volver a haber jamás”.

Pero por otro lado, se supo hace un mes, de los problemas económicos que atraviesa Cuba, producto de la crisis mundial. La agencia EFE informó que en la televisión estatal cubana, el analista Ariel Terreros sostuvo que el gobierno hizo una drástica reducción del presupuesto de este año. Según Terreros, ''se han limitado fuertemente los ingresos en moneda dura de Cuba'', por la caída de los ingresos por exportaciones de productos como el níquel y servicios como el turismo. “Eso está golpeando la liquidez en moneda dura de la economía cubana”, añadió y explicó que “se están llevando a cabo reajustes fuertes en la política económica”, como severas medidas para mermar el gasto en energía y combustibles. También redujeron algunos alimentos que el Estado reparte subsidiados mediante la cartilla de racionamiento, como los frijoles y la sal, e igualmente los servicios públicos de transporte, con recortes de horarios, rutas y frecuencias.

Qué pasará con el futuro de Cuba es difícil de prever. Un sistema político que tiene todavía adeptos y férreos críticos será difícil de sostener muchos años más. El país caribeño es el último bastión de los ideales comunistas en un mundo que se debate entre ideas de izquierda y derecha. Lo que sí no debe ser negociable jamás, más allá de las ideologías, es la libertad del ser humano, un derecho inherente a la raza humana.



Claudio Carraud

sábado, 4 de julio de 2009

“Al sistema cubano le di lo mejor de mi vida pero me defraudaron, me traicionaron”

Reportaje a la médica cubana Hilda Molina

Llegada de Hilda Molina a Buenos Aires
Hilda Molina, es cubana, médica neurocirujano y una de las científicas más importantes que ha tenido Cuba.
Desde hace más de quince años viene luchando por los derechos que –en su país- están restringidos por el régimen Castrista.
Su hijo, médico, reside en nuestro país; su esposa y sus dos hijos son argentinos.
El año pasado el gobierno cubano permitió la salida de la madre de la doctora Molina para viajar a Argentina y poder reunirse con su nieto y sus bisnietos, a quienes no conocía.
Hilda Molina no tuvo la misma suerte porque no se le otorgó el permiso para viajar. Finalmente, y luego de mucho tiempo de lucha, el gobierno de Raúl Castro le otorgó, el mes pasado, el permiso de viaje para poder venir a nuestro país, reunirse con su familia y ver a su madre que estaba muy delicada internada en la terapia intensiva del Hospital Tornú. Merced a las gestiones que había realizado en su momento el gobierno argentino y al delicado estado de salud de su madre, la doctora Hilda Molina llegó a Buenos Aires, la madrugada del 14 de junio, para reunirse con su familia.

- ¿Cómo está pasando estos días en nuestro país?
- Todavía me parece que no es real…

- Ya se va a cumplir casi un mes…
-Sí, llegué aquí el día 13, amanecer del 14, faltan unos días para un mes. Imagínese, disfrutando de mis nietos, cuidando a mi mamá, mi hijo, mi nuera… todavía me parece que no es real.

- Cómo fue el encuentro con su familia, con sus nietos, que usted no conocía…
- Ellos se han comportado conmigo como si me hubieran visto toda la vida. El mayor ya es un jovencito y el otro es un niño encantador de 8 años. Ellos me tratan con mucha naturalidad; yo los miro como con timidez, yo traigo tanta carga psicológica, tanta tristeza de la vida mía en aquel lugar, en aquel infierno; no se puede definir de otra manera. Todavía no me parece real que pueda estar junto a ellos, que pueda conversar con ellos, que pueda ver que me dicen abuela, que pueda ver a mi hijo y su esposa viviendo como una familia normal, que pueda atender a mi mamá que está muy delicada; gracias a Dios a podido salir de aquella terapia donde estuvo tan grave, porque los médicos argentinos hicieron realmente un milagro con ella.

- ¿Cómo se dio su salida de Cuba? Fue bastante rápido todo…
- A mí me avisa mi familia, dos semanas antes de que a mí me dieran el permiso, que mi mamá está grave, ingresada con una insuficiencia cardiaca con un fallo renal, en una terapia intensiva, imagínese como yo me desesperé. Entonces le hice una carta al general Raúl Castro, que es el presidente Cubano ahora, explicándole la situación y pidiéndole que lo comprobara -ellos tienen todos los mecanismos para comprobar las situaciones- y diciéndole que como ellos tenían tanto interés en tenerme en Cuba, yo estaba dispuesta a ir a una iglesia y delante de Dios hacer un juramento formal de que cuando yo le cerrara los ojos a mi madre, regresaba para Cuba para que hicieran conmigo lo que quisieran, pero que no podía pensar que mi madre se fuera a morir desesperada, en una terapia de otro país, pidiendo ver a su hija. Además de eso, empecé a apelar de nuevo a la Iglesia Católica, a personalidades de todas partes, se hicieron cadenas de oración en Cuba porque mi mamá es una católica comprometida y es muy querida en la comunidad católica cubana; se movió el gobierno argentino, obviamente supo la situación que había y volvieron a insistir en sus gestiones hasta que el día 12 de junio recibí sorpresivamente la noticia de que pasara por el departamento de migración a recoger mi pasaporte.

- Fue una verdadera sorpresa, me imagino…
Sí, fue una sorpresa muy grande porque allá en Cuba, mi pasaporte me lo tienen retenido y no me lo dan. A otras personas se lo dan porque en Cuba con el pasaporte no se puede hacer nada, hay que tener el permiso de viaje que hay que tramitarlo después del pasaporte. Yo le pregunté a la oficial que me estaba atendiendo si yo podía iniciar mi permiso de viaje y me dice “no, no, aquí tiene su permiso de viaje”; me lo entregó todo junto.

- ¿Y cuál era, hasta ahora, la explicación del gobierno cubano de negarse a su salida de Cuba?
- La explicación que ellos me dieron -siempre verbalmente- fue que yo era una científica muy importante y que mi cerebro era patrimonio del país. Yo creo que el motivo es que no se ha producido en toda la historia de este sistema comunista que ya tiene 50 años en Cuba, una situación de que una persona que hubiera llegado a la posición científica que yo llegué; inclusive a través de esa posición científica era diputada en el parlamento unicameral cubano, que dentro del país le hubiera renunciado como yo lo hice, públicamente, hubiera roto con el gobierno, lo que hice hace más de quince años, eso nadie lo ha hecho antes en Cuba. Y a mí me habían condecorado con las más grandes condecoraciones que le dan a los científicos y yo devolví todo eso como protesta. Yo estaba disgustada por muchas cosas, pero fundamentalmente por la discriminación que sufren en Cuba los pacientes cubanos con respecto a los extranjeros. Es decir, que los pacientes extranjeros son mejor atendidos que los cubanos y que se pretendía que eso sucediera en la institución que yo había fundado y que dirigía.

- Ahí nace su división pública con el gobierno…
-Sí, yo venía disgustada desde hacía tiempo por cosas, pero decía; yo no soy política, yo soy médico, científica, y quiero poder atender a mis compatriotas. Luche mucho por ese Centro. Busqué asesoría, ayuda de los científicos de todas partes del mundo a los cuales les escribía constantemente y ellos fueron a Cuba, me ayudaron y se fundó aquel Centro. Yo era muy feliz de que mis compatriotas, los más pobres, los más necesitados, los más enfermos de Cuba, de enfermedades neurológicas se pudieran atender en ese Centro que era maravilloso. No entendí nunca que el gobierno pretendiera que aquello que había sido creado para cubanos; que era tan bueno, funcionaba tan bien, tuviera que ser para extranjeros como eran las clínicas importantes que hay en Cuba. Entonces yo lo discutí, inclusive el señor Fidel Castro era un visitante asiduo de ese Centro, le expliqué el problema que yo estaba enfrentando y él me dio la razón, me dijo que eso no era para extranjeros. Le pedí ayuda pero al final, me quedé sola en esa pelea. Y cuando me di cuenta que estaba peleando por algo que no se iba a resolver, porque este tipo de gobiernos totalitarios no admite que uno discrepe nada aunque tenga toda la razón; dije yo voy a romper con estos señores porque no voy aceptar trabajar discriminando a mis compatriotas enfermos. Mi hijo, que tenía para hacer un pos grado en Japón, tenía pendiente esa salida a Japón y le pedí que no regresara a Cuba cuando terminara, porque yo iba a renunciar. No quería renunciar con mi hijo en Cuba porque sabía que las represalias iban a ser contra mi hijo. Le pedí que viniera para Argentina porque él ya estaba casado con su esposa Verónica que es argentina. Entonces esperé, tan pronto salió para Japón presenté la renuncia de todo y mi protesta por lo que estaba sucediendo y eso, gobierno cubano, lisa y llanamente no lo acepta.

Hilda Molina con Cristina Fernández
- ¿Cómo ve usted, una persona que estaba en ámbito de la salud, el sistema de salud cubano?
- El sistema de salud en Cuba tuvo una época que fue excelente, tiene una serie de cualidades positivas. Un sistema universal que llega a todas partes del país; no hay un rincón del país donde no llegue el sistema de salud. Es gratuito, no hay que pagar. Va desde el nivel de atención primaria hasta centros científicos de alto nivel; esto es innegable. En la década del ’70 y el ’80 fue un sistema de salud excelente, prácticamente no tenía defectos. Con el tiempo el sistema se ha ido deteriorando mucho, en mi opinión. Porque lo más importante en un sistema de salud son las personas, más que los recursos materiales y realmente el pueblo de Cuba y -como parte del pueblo de Cuba el personal que trabaja en el sistema de salud- está agotado psicológicamente. Son cincuenta años viviendo sin libertades, cincuenta años viviendo situaciones muy anormales. Sin libertad, sin una serie de derechos fundamentales, el hombre que crece así y está tantos años sin libertad, se enferma psicológicamente aunque no lo sepa. La gente está hastiada, asfixiada. Hay corrupción; se roban las cosas de los hospitales, los médicos, los enfermeros, en muchos lugares están cobrando. No me refiero al gobierno, me refiero en las propias instituciones del gobierno que son las únicas que existen en Cuba. Usted llega a algunos lugares y para ser mejor atendido tiene que pagarle directamente al médico, a la enfermera, al que hace los análisis, al que le hace los estudios radiológicos, como sucedió -exactamente igual- en los países del bloque comunista. Yo visité esos países y pude ver aquello, y me sorprendió, hay problemas, hay muchas instituciones deterioradas.

-¿Usted nota que la sociedad cubana está cansada de este régimen?
- Muchos no están conscientes de eso, es una sociedad enferma psicológicamente. Hay instituciones que están muy deterioradas. Hay una salida masiva del personal de la salud hacia otros países y existen lugares donde faltan médicos, enfermeros. Son miles de miembros del sistema de salud que andan dispersos por el mundo. Creo que es muy buena la solidaridad, pero uno tiene que empezar por resolver sus problemas internos para después prestar esa ayuda. Son países donde no hay catástrofe, ni terremotos, ni huracanes, es una ayuda en época de paz y no de catástrofe. Esa es la situación de un sistema de salud que fue muy bueno en una época.

- ¿Qué nota usted, que ha cambiado con Raúl Castro con respecto a Fidel?
- Realmente, hasta el momento que yo salí, no había cambiado nada. Claro, ellos son dos personas diferentes. Los cubanos tuvimos algunas esperanzas con Raúl Castro porque él, de la forma en que habló en su discurso, parecía que iba a hacer algunos cambios, por ejemplo eliminar el famosísimo “permiso de viaje” que los cubanos tenemos que solicitar como si fuéramos esclavos, la gente anhela eso. Hay más de 3 millones de cubanos fuera de Cuba que se han ido para diferentes partes del mundo y los cubanos, como todos los seres civilizados, queremos mucho a la familia y cada vez que un cubano va a entrar o salir de Cuba tiene que estar pidiendo ese permiso. Entonces se pensó, por la forma en que Raúl Castro habló, que iba a eliminar el permiso, pero no lo ha eliminado. Eliminó algunas restricciones muy ridículas que existían en la época del señor Fidel Castro, como por ejemplo; los cubanos no podíamos tener computadora, estaba prohibido; no podíamos tener teléfonos móviles, ni microondas en las casas, ni equipos de música, y los cubanos no tenían derecho a concurrir a los hoteles…

- Continúan las restricciones con respecto al acceso a internet…
- Sí, se compran computadoras pero para tenerlas de máquinas de escribir. Hay internet en lugares estatales, en los cibercafés que hay que pagar en divisa (dólares), que funcionan malísimo, que están censurados, que es más bien una intranet que una internet, pero lo que es el acceso privado a internet no existe.

- ¿Cómo ve el futuro de su país?
- Bueno, hay personas que piensan y hablan de transición. Yo no soy una analista política pero si observo mucho. A mí me parece que los señores que están en el poder, que en definitiva este es el mismo gobierno, no están dispuestos a salir del poder, están muy enraizados ahí. En este momento Raúl Castro tiene una estructura militar. El era ministro del ejército y ha ido situando generales y personas de su absoluta confianza en diferentes posiciones civiles y son personas muy fieles a Raúl Castro, muy fieles al sistema. Yo por lo menos -ojalá me equivoque- no creo que vayan a abandonar. Me parece que la idea de él, por lo que yo he podido ir leyendo y observando es que tal vez quieran llevar a Cuba por el camino de China; hacer algunos cambios, alguna discreta apertura económica que le permita al pueblo salir de esa crisis y de esa situación económica extremadamente precaria que está viviendo el pueblo de Cuba y entonces mantener esa dictadura, yo creo que es ese el camino que quiere Raúl Castro.

- ¿Piensa volver a su país?
- Es la idea que yo tengo, todo depende de la situación de mi mamá. En el estado que ella está no la voy a dejar. La persona que me dio los documentos me dijo que yo tenía la posibilidad de prorrogar el permiso. Se va a la embajada, se pide una prórroga y ahí hay que comenzar a pagar una multa mensual en divisa, en dólares, pero bueno…por lo menos me dieron esa opción. Mi mamá está muy delicada y yo estoy atendiéndola directamente, está muy viejita. En estos momentos no está en condiciones de viajar, salió de la terapia por un milagro de Dios y de los médicos argentinos. Si Dios me permitiera regresar junto con ella realmente lo haría porque ese es un deseo que ella siempre ha tenido. Esperaré a ver que sucede con ella; mientras ella me necesite, yo le pido prórroga al gobierno cubano. Lo que sí, mientras esté aquí no me pienso callar lo que está sucediendo y ha sucedido en mi patria. Sé que le molesta al gobierno, sé que le molesta a sus voceros aquí en la Argentina, pero yo procedo del mismo sistema, al cual entré a los 15 años, confiando, creyendo, amando ese sistema, le di lo mejor de mi vida y de mi juventud, pero me defraudaron, me traicionaron como traicionaron a muchos, muchísimos, a miles de cubanos de mi generación y yo creo que es bueno que el mundo sepa.

Claudio Carraud
ccarraud@hotmail.com