lunes, 9 de noviembre de 2009

El Muro de la vergüenza

La caída del Muro de Berlín, ocurrida el 9 de noviembre de 1989, es uno de los acontecimientos históricos más importantes del siglo XX.


El muro, llamado Muro de Protección Antifascista por los comunistas y Muro de la vergüenza por los occidentales, fue parte de la frontera entre la Alemania Oriental (República Democrática Alemana) y la Alemania Occidental (República Federal Alemana) desde el 13 de agosto de 1961.


El muro, uno de los emblemas más destacados de la llamada Guerra fría se extendía por casi 50 kilómetros que dividían la ciudad de Berlín en dos.


Durante los años de la división entre la Europa del Este y la del Oeste, muchas personas murieron en el intento por franquear, clandestinamente, la frontera entre las dos Alemanias. Si bien el número de personas no se conoce con exactitud, se estiman que fueron 270, incluyendo 33 que murieron como consecuencia de la detonación de minas, las que fallecieron en el intento por pasar hacia la Alemania Occidental en busca de una libertad inexistente detrás de las paredes casi inexpugnables del muro.


Cuando culmina la Segunda Guerra Mundial, en los años posteriores a la caída de Adolf Hitler (30 de abril de 1945), se comienza con la reconstrucción y protección de la Alemania que se había rendido ante las fuerzas de los Aliados y se divide el país en la República Democrática Alemana (RDA) y la República Federal Alemana (RFA). La RDA queda bajo la protección de los soviéticos y la RFA bajo la protección de los Aliados.


Con la intensificación de la Guerra Fría, una guerra diplomática y de amenaza militar constante, las fronteras se fueron reforzando, sobre todo del lado oriental. Con el tiempo la frontera pasó a ser el límite entre dos ideologías políticas opuestas y dos bloques económicos y culturales antagónicos.


Desde el establecimiento de las dos repúblicas alemanas, se incrementó la emigración de la Democrática hacia la Federal, es decir, desde oriente a occidente. En 1952 las fronteras interiores de las dos Alemanias se protegieron con vallas y policías y se creó una zona de 5 kilómetros en la que se podía entrar con un permiso especial y sólo para residentes. Sin embargo, permanecía abierta la frontera entre Berlín del Este y Berlín del Oeste que era muy difícil de controlar. Se calcula que entre 1949 y 1961 casi 3 millones de personas abandonaron la RDA desde Berlín Oriental. Sumado a esto, para los habitantes de la Europa del Este –polacos y checos especialmente- Berlín se transformó en la puerta hacia el occidente. En esos años, unas 50 mil personas de Berlín Oriental trabajaban en Berlín Oeste.


Poco a poco y por circunstancias económicas que no beneficiaban a Berlín Oriental en el tipo de cambio monetario, además de un mercado negro de flujo de mercaderías y de trabajadores, hizo que las autoridades de la RDA pensaran en cortar todo ese movimiento. Comienza a madurar entonces, la idea de la construcción del muro.


El sábado 12 de agosto de 1961, el Servicio Secreto de la República Federal Alemana, recibe la información de que el día anterior “ha tenido lugar una conferencia entre el Secretario del Partido Comunista y otros altos funcionarios del partido. Se declaró que la situación del constante incremento del flujo de refugiados hace necesario el acordonamiento de los sectores de Berlín, no se especificó un día exacto”.


La noche del 12 al 13 de agosto de 1961, se construyó el muro entero y quedó sin construir una pequeña parte fuertemente vigilada por la policía socialista. Se comenzaron a sellar los accesos a Berlín Oeste y se apostaron más de 14 mil hombres de seguridad, entre policías, tropas de frontera y brigadas, quienes estaban preparados para un posible combate en la frontera.


El gobierno de la RDA alegó que era un muro de protección antifascista cuyo objetivo era evitar las agresiones occidentales y argumentando que la construcción del muro era consecuencia obligada de la política de Alemania Federal. Además reconocían que entre otros objetivos del muro estaba el de evitar la emigración masiva de científicos o fuga de cerebros.


Esta visión era compartida por los demás Estados del Pacto de Varsovia, que veían la rivalidad entre las dos Alemanias como un reflejo del antagonismo entre los dos grandes pactos militares de esa época.

El presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, sostuvo que el muro era “una solución poco elegante, aunque mil veces preferible a la guerra”.


El Primer Ministro Británico, Harold Macmillan, declaró que “Alemania del Este detiene el flujo de refugiados y se atrinchera tras un grueso telón de acero. No se trata de nada ilegal”.


El muro llegó a tener una longitud de más de 120 kilómetros. La construcción inicial fue mejorada regularmente. En 1975 comenzó a construirse la cuarta generación de este muro; era de hormigón armado, tenía una altura de 3,6 metros y estaba formado con 45 mil secciones independientes de 1,5 metros de longitud.


Así, transcurrieron 28 años y 87 días, hasta la reunificación de las dos Alemanias, hace 20 años, hecho histórico que fue festejado en todo el mundo.


La apertura del muro, conocida en Alemania con el nombre de die Wende (el cambio) fue consecuencia de las exigencias de libertad de circulación en la ex República Democrática Alemana, y la menor restricción de fronteras entre Hungría y Austria, que había comenzado en agosto de 1989. El debilitamiento de la ideología comunista y los cambios políticos que se avecinaban hicieron precipitar la caída del muro.


El 9 de noviembre los berlineses se enteraron, por los medios, de la apertura de las fronteras y llevaron a cabo la destrucción del muro con todos los medios a su disposición; picos, martillos, cualquier elemento era válido para destruir un símbolo de la dolorosa impronta de la post-guerra. El genial violonchelista ruso Mstislav Rostropóvich, exiliado en el oeste luego de haber abandonado en 1974 la Unión Soviética al haber sido privado –por cuestiones políticas- de la posibilidad de dar conciertos y trabajar, fue al pie del muro a tocar para animar a los que lo demolían. La fotografía de Rostropóvich al lado del muro se volvió famosa.


Esa noche histórica del 9 de noviembre de 1989 dio comienzo a una nueva etapa en lo político, económico y social en toda la población de Europa. Es, sin lugar a dudas, un hito del siglo XX.

Claudio Carraud

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