lunes, 16 de junio de 2008

Una interminable partida de ajedrez

Bobby Fischer y Boris Spassky fueron los protagonistas de la llamada “La partida del siglo”, que llevó al norteamericano Fischer a consagrarse campeón mundial de ajedrez el 31 de agosto de 1972 tras disputar 21 partidas. Este encuentro entre los dos maestros -uno estadounidense y el otro ruso- fue tomado como un enfrentamiento de ideologías que excedía el ajedrez, en la época de la denominada “guerra fría”.
Así, como Fischer y Spassky , el gobierno nacional y el campo disputaron durante los últimos tres meses una interminable partida de ajedrez.
De un lado y del otro se realizaron movidas; algunas pensadas y evaluadas al detalle y otras, basadas más en impulsos y actos reflejos. Esto vale para los dos actores del conflicto: gobierno y campo.
El gobierno hizo su última movida el lunes pasado cuando anunció la creación del decreto 904/08 dándole nacimiento al llamado “Programa de redistribución social”. Una jugada magistral que –y esto debe reconocerse- fue sumamente creativa para dar por concluida, la que tal vez sea, la partida más importante que le toque jugar al gobierno, por lo menos, este año.
Cristina Fernández de Kirchner anunció en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno y por cadena nacional, que el dinero que recaude el Estado por el aumento de las retenciones será destinado a la construcción de hospitales, viviendas rurales y caminos.
En los considerandos del decreto figura; “Que la expectativa de la recaudación ronda los ochocientos millones de dólares para el corriente año y los mil trescientos millones de dólares para el año 2009, sumas hasta las que actuará así directamente el Programa creado, con cualidad redistributiva y función claramente social”.
Más adelante detalla “Que corresponde destinar a hospitales públicos un 60% de lo obtenido con esas medidas, a viviendas populares un 20% y el resto a construcción, mejora o mantenimiento de caminos rurales”.
Con esta jugada, el gobierno, busca dar legitimidad al incremento en las retenciones y exponer ante la opinión pública la tan mentada redistribución de la riqueza.
Hay dos cosas que se le deben reconocer al gobierno en el intento de resolver este conflicto. La primera es la respuesta creativa; nadie o casi nadie podía imaginar antes del anuncio de Cristina la creación por decreto del Programa de redistribución social. La segunda, el hermetismo total en torno al anuncio de la Presidenta. Ningún periodista o medio sabía exactamente el contenido del discurso ni de la existencia del decreto 904, no hubo ni la más mínima filtración de información al respecto. Tanto es así, que la mayoría de los invitados al Salón Blanco no sabía con certeza de qué hablaría la Presidenta.
La primera reacción de los dirigentes rurales, después del discurso de Cristina Fernández, fue de estupor. Nadie imaginaba la movida que finalmente hizo el gobierno. Uno de los primeros en reaccionar fue Alfredo De Angeli quién, sorprendido y muy molesto con la medida dijo “en seis meses va a haber más recesión y desocupación. Y si no, me voy del país”.
Por otro lado, Eduardo Buzzi se quejó “vi a muchos de los grandes empresarios aplaudiendo cómo le sacan la plata a otro”.
Uno de los cuestionamientos que quedaron dando vueltas en el aire, es por qué no se dijo el 11 de marzo que el destino de los fondos recaudados por el aumento en las retenciones iba a ser para este Programa. La respuesta es más que simple: porque el programa en cuestión se inventó hace unos días para buscar una legitimación a ese aumento, ni más ni menos.
La intención del gobierno es poner al sector agropecuario frente a la opinión pública y buscar una salida airosa de un conflicto que le ha costado más de un dolor de cabeza y un desgaste público de la imagen presidencial.


El discurso de Cristina
La Presidenta afirmó, en su discurso del lunes pasado, que “el error del Gobierno tal vez haya sido la ingenuidad política de no advertir que tocar la renta extraordinaria de una parte para redistribuir mejor el ingreso, eso que leemos en letra de molde, se había hecho carne en los dirigentes y en la sociedad”.
El gobierno ha tenido muchos errores pero si de algo no adolece es de ingenuidad política, más bien todo lo contrario, se diría que lo que le sobra a este gobierno es “picardía política”.
“Si alguien se sintió ofendido por una palabra que haya dicho, desde acá le pido perdón” afirmó Cristina.
Dicen que los grandes hombres de la política han sostenido a lo largo de la historia que la política se basa en la hipocresía y la Presidenta no es ajena a esto.
En otro tramo de su discurso Cristina Fernández sostuvo –vaya paradoja- que “tenemos que hablar, no imponer y saber que nadie puede arrogarse el derecho a restringir el derecho a transitar y trabajar”.

Preguntas sin respuestas
Las preguntas que quedaron todavía sin respuestas son varias.
¿Por qué es el campo el único sector responsable de sostener el Programa de redistribución social?
Más allá de que el decreto 904 en su artículo 3º establece que la administración del programa se encontrará en forma conjunta a cargo de la Ministra de Salud, del Ministro de Economía y del Ministro de Planificación, ¿qué organismo fiscalizará que los fondos sean empleados para los fines que fueron destinados?
¿Con qué criterio serán distribuidos estos fondos a las distintas provincias? Y la que creo, es una de las más importantes: ¿por qué solo se utiliza para el Programa de redistribución social el excedente del 35% de las retenciones y no una parte mayor o el total de los fondos provenientes de las retenciones a las exportaciones?.
El gobierno dio por concluido el conflicto, pero por lo visto, pareciera que terminó una etapa, quizás una partida, y que todavía quedan otras tantas por jugar.

Claudio Carraud
ccarraud@hotmail.com
Publicado en Gualeguay al día el 15/06/08

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