domingo, 27 de julio de 2008

Cambió todo y no cambió nada


Los ánimos se apaciguaron. Luego del rechazo en la Cámara de Senadores de la resolución 125 sobre las retenciones móviles a la exportación de granos y la vuelta atrás al 10 de marzo, las cosas parecen estar más tranquilas. Por lo menos en la percepción de la gente, en la calle, parecería ser que las cosas están volviendo, poco a poco, a su cauce normal. ¿Qué fue lo que cambió?.
El gobierno, si bien acusó el impacto –permítaseme el término boxístico-, no quiso dar muestras de sentimiento de derrota alguno, pero no pudo disimular el tremendo fastidio que le ocasionó el revés propinado en el Congreso.
La Presidenta tuvo su primera aparición pública -luego del rechazo de la 125- en la provincia de Chaco, en la inauguración del aeropuerto internacional y se dirigió elípticamente a quienes habían votado contra la resolución. Habló de defección, (término innovador en el discurso kirchnerista que significa: abandono desleal de una causa) y de que “algunos tardan más en entender las cosas y hay que darles tiempo”. Era demasiado pronto y a Cristina Fernández se la veía con una sonrisa impostada tratando de demostrar que los hechos ocurridos no harían mella en su ánimo y mucho menos en su gobierno.
El encargado de dar a conocer la “limitación” de la resolución 125 fue el todavía jefe de ministros, Alberto Fernández, quién salió por ultima vez a ser la cara visible del gobierno frente a la prensa.
En los considerandos de la medida quedó demostrado que a pesar de que las cosas aparentemente habían cambiado, en realidad no había cambiado nada. El tono usado en dichos considerandos dejó en claro que había marcha atrás pero el discurso del gobierno seguía siendo el mismo, siempre confrontativo.
La purga en el gobierno
La tormenta desatada en el conflicto con el sector agropecuario dejó varios árboles caídos. El primero fue Javier de Urquiza, Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, que tuvo muy poca participación en los cuatro meses que duró la confrontación con los ruralistas y era un hecho consumado su salida del gobierno desde antes que fuera rechazada la resolución 125 en el Senado de la Nación.
Javier de Urquiza fue reemplazado por el titular del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Carlos Alberto Cheppi. Este marplatense de 53 años, ingeniero agrónomo, fue colaborador de Julio De Vido y es hombre de confianza de los Kirchner. Cheppi fue el encargado de diseñar la plataforma agropecuaria que presentó el Frente para la Victoria en su campaña electoral con la candidatura de Néstor Kirchner en el 2003.
El flamante Secretario tiene la intención de reunirse en los próximos días con las entidades ruralistas pero –muy llamativamente- por separado. Cheppi sostiene que no son las mismas problemáticas las que tienen cada una de las entidades. Es más que evidente que la estrategia de Cheppi y del gobierno es tratar de separar a las distintas organizaciones que representan al campo para hacerles perder fuerza en los reclamos que puedan venir en los días sucesivos.
Otro de los funcionarios muy cuestionado es el polémico Guillermo Moreno que tiene los días contados y su salida del gobierno se haría una vez que los vientos de la tormenta amainen. Es que Moreno es un hombre cien por cien K y Néstor no quiere su renuncia inmediata porque sería aceptar la derrota en el conflicto ruralista.
La renuncia de Alberto
El segundo en irse, pero de una forma más elegante, fue Alberto Fernández. Luego de varios encontronazos con el ex presidente, el Jefe de Gabinete consideró que ya era tiempo de oxigenarse. Según los dichos del propio Fernández, su pensamiento ya no es coincidente con el del gobierno, dejando entrever sus diferencias con Néstor Kirchner. “Lógicamente uno se va cuando las cosas no están bien” declaró Fernández para dejar al descubierto los problemas en el seno del gobierno.
La renuncia de Alberto Fernández es la consecuencia lógica de un desgaste ante los medios y ante la opinión pública. Pero es además, la demostración clara de que ya no todos están tan de acuerdo con el accionar del ex presidente, ni están dispuestos a seguir incondicionalmente al líder del PJ con el consiguiente costo político que eso ocasionaría.
Durante el conflicto con el sector agropecuario, los dirigentes de las entidades rurales elogiaron en más de una oportunidad a Fernández y destacaron la voluntad de diálogo que tenía el Jefe de Gabinete, aunque esa voluntad no alcanzaba para solucionar el problema de las retenciones móviles.
Alberto Fernández era partidario de terminar cuanto antes el conflicto agropecuario y no estaba de acuerdo con Néstor Kirchner en la forma en que llevaba adelante la puja de poder con el campo. El revés propinado al gobierno en la Cámara de Senadores, sumado al desgaste en su imagen pública y las divergencias con Néstor Kirchner precipitó su decisión de alejarse del gobierno.
Si bien la designación de Sergio Massa como Jefe de Gabinete es vista con buenos ojos ya que el intendente de Tigre posee una buena imagen pública y es considerado un hombre de gestión más que un político, cabe preguntarse si tendrá la suficiente independencia y autoridad como para imponer sus ideas o será un instrumento más de los caprichos de Néstor Kirchner.
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Conforme los días pasan, parecería ser que para los que consideraban que el voto negativo del vicepresidente Julio Cobos en el Senado había sido una traición, en definitiva fue un enorme favor que le hizo el mendocino al Poder Ejecutivo para salir de una situación que, de permanecer en el tiempo, hubiera traído una crisis política mucho mayor.
La sensación de la gente es que las cosas van estabilizándose, pero existen problemas de fondo que no están solucionados. En definitiva cambió todo y no cambió nada.
Claudio Carraud
ccarraud@hotmail.com

Publicado en Gualeguay al día el 27/07/08

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