sábado, 5 de julio de 2008

¿El principio del fin?


Es digno de un guión cinematográfico. Agentes de inteligencia del ejército que se infiltran en las fuerzas de la guerrilla con el objetivo de liberar –después de seis años- al rehén más emblemático: la que fuera candidata a la presidencia de Colombia, Ingrid Betancourt. Tal vez no sea descabellado pensar que algún productor importante de Hollywood ya estará pensando que esta historia puede ser su próxima película.
La liberación de la colombo-francesa Ingrid Betancourt ha sido el golpe más duro que han sufrido las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en los últimos tiempos.
En la denominada “Operación Jaque” que llevó más de un año, agentes de inteligencia del Ejército Nacional Colombiano, con apoyo de la inteligencia norteamericana, lograron infiltrarse en las FARC, ganarse la confianza de sus principales miembros hasta el punto de llegar muy cerca del secretariado de la guerrilla e incluso dentro de las cuadrillas que se encargaban de cuidar a los secuestrados.
Los infiltrados crearon un operativo ficticio que consistía en llevar los prisioneros en helicóptero hacia el sur de Colombia para ponerlos bajo la custodia del nuevo líder de las FARC, Alfonso Cano.
El engaño surtió efecto y los rehenes, entre los que se encontraba Betancourt, fueron liberados. “Llegó el helicóptero y salieron unos personajes absolutamente surrealistas, con unos trajes extraños” contó Ingrid Betancourt luego de su liberación. “Me pregunté: quiénes son, qué comitiva es esta, miré más de cerca y vi que tenían camisetas del Che Guevara y pensé: estos son de las FARC”. Así describió Ingrid los momentos previos a subir al helicóptero, sin saber que estaba al borde de llegar a la libertad que durante seis años y cuatro meses había ansiado tanto.
El 23 de febrero de 2002, cuando se dirigía a San Vicente del Caguán, la entonces candidata a la presidencia de Colombia por el Partido Oxígeno Verde fue secuestrada por las FARC junto a su compañera de fórmula Clara Rojas.
Desde ese momento el caso tuvo notoriedad internacional, entre otras cosas, porque Betancourt tiene ciudadanía francesa además de la colombiana.
El actual presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, reclamó públicamente, en reiteradas oportunidades la liberación de Ingrid, cosa que no ocurrió hasta el miércoles pasado.

Un golpe duro a las FARC
Desde su iniciación en 1964, las FARC han sostenido la lucha armada en Colombia durante 44 años.
En la década del ’60 comenzaron los movimientos revolucionarios en varios países latinoamericanos, en los que la Argentina no estuvo ajena.
El 7 de octubre de 1967 muere en Bolivia, Ernesto Guevara de la Serna -el Che- figura emblemática de las luchas armadas que nacieron a partir de la revolución cubana.
Quizá la imagen del Che en las remeras de los militares que participaron en el operativo para liberar a Ingrid Betancourt, sirvió para que los miembros de las FARC encargados de custodiar a los prisioneros no sospecharan que todo se trataba en realidad de un gran engaño.
Durante este año, las FARC han sufrido golpe tras golpe y tal vez su posición sea la más endeble de su historia como organización armada.
En enero liberaron a Clara Rojas y Consuelo González en un operativo que tuvo como protagonista al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, haciendo las veces de interlocutor para lograr la libertad de Rojas y González. Según la información oficial, la liberación fue a cambio de nada. ¿A cambio de nada? Cuesta creerlo, pero eso fue lo que se dijo oficialmente.
El 1 de marzo el Ejército de Colombia atacó a las FARC en territorio ecuatoriano, en un episodio que trajo serios problemas diplomáticos entre Ecuador y Colombia. En el ataque murió el segundo jefe de la organización, Raúl Reyes.
Reyes cumplía la función de negociador en el caso de canje de prisioneros y además era quién sostenía la idea de que la organización dejaría la lucha armada si llegaba al poder la socialdemocracia.
Unos días después de la muerte de Reyes, un guerrillero desertó de las FARC tras matar a su jefe, el comandante Iván Ríos que era integrante del secretariado.
El 24 de mayo último se conoció la noticia de la muerte del principal líder, Pedro Antonio Marín, alias Manuel Marulanda, conocido también como “Tirofijo”.
Marulanda fue uno de los fundadores del movimiento, tenía 78 años y murió por causas naturales. La muerte de Tirofijo la dio a conocer el gobierno colombiano, demostrando así que manejaba información secreta sobre las FARC.
La liberación de los quince rehenes -entre los que se encontraba Ingrid Betancourt y tres ciudadanos estadounidenses- tiene un significado relevante para Alvaro Uribe. La libertad de Betancourt es un espaldarazo para su gobierno que sostiene un conflicto con la Corte Suprema colombiana, y le da un crédito adicional en su intención de ser reelecto como presidente.
El agradecimiento público hacia Uribe por parte de Betancourt una figura que ha logrado notoriedad internacional es, sin dudas, altamente prestigioso para el primer mandatario colombiano, quién ve con buenos ojos contar con el apoyo de Betancourt para sus aspiraciones de seguir en el poder.

Lo que cabe preguntarse es cómo será el futuro de la democracia en Colombia y qué pasará con las FARC después de los golpes que han sufrido en este año.
Tal vez sea el comienzo del fin de una organización armada, en tiempos donde el romanticismo de las guerrillas revolucionarias sesentistas ya no tiene cabida en el mundo de hoy.
El idealismo revolucionario del Che se dio en un contexto histórico internacional que poco tiene que ver con los tiempos que nos tocan vivir.
Para Colombia quizá sea el comienzo de una pacificación nacional, dentro de una realidad conflictiva como la latinoamericana, que aún lucha por definir su futuro como región en un contexto internacional cada vez más difícil.

Claudio Carraud
ccarraud@hotmail.com
Publicado en Gualeguay al día el 06/07/08




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