sábado, 3 de enero de 2009

Máximo Chaparro: “Estamos cansados de la corrupción. Y lo que encontré en nuestra Facultad, es eso, corrupción”

Ex decano de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la UADER


Máximo Chaparro es Profesor en Filosofía recibido en la Universidad Católica de Santa Fe, Licenciado en Filosofía de la Universidad de Sevilla, posee Diploma de Estudios Avanzados en Investigación de esa misma universidad española y cuenta con más de cuarenta años de experiencia en la docencia universitaria.

Es autor de varios libros: América Latina, liberación y Filosofía (1992), El hombre y su mundo cultural (1993), Epistemología de la Educación (2005), El Mudo (cuentos, 2006) y coautor de Cultura Popular y Filosofía de la Liberación (1975) y El Hombre y la Cultura (1981)

El Licenciado Chaparro fue, hasta hace unos días, decano de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER), cargo del que fue desplazado en medio de una ola de rumores sobre su apoyo a la última dictadura militar. Por su lado, el ex decano denunció una serie de graves irregularidades en la UADER que tienen que ver con la falsificación de su firma en más de cien resoluciones, designación “a dedo” de profesores e intereses políticos partidarios que impiden un correcto funcionamiento de la universidad.

- ¿Cuándo y cómo nace su desplazamiento como decano?
- Mi desplazamiento como decano nace probablemente en el mismo momento que me designaron, hace tres meses. Los nueve meses anteriores había sido secretario académico. Me encontré con una situación que la reorientaba o los intereses político-partidarios primarían. En tal caso, yo sería un obstáculo. Siempre supe esto.

- ¿Usted había sido designado en forma interina por la rectora de la UADER?
- No. ¿Quién dijo que había sido designado en forma interina? Fui designado como Decano Normalizador, por Res. Rectoral Nº 978 -08, del 8 de septiembre pasado, como cualquier otro decano. Eso sí, siempre dije que yo no estaría hasta el fin del mandato, pues tenía mis compromisos en España. Pero esto lo decidía yo, cuando fuera conveniente.

- ¿Cuándo finalizaba, en teoría, su gestión?
- Cuando se normalizara la facultad y la universidad, es decir, se pudieran elegir democráticamente a las autoridades, al decano, consejo directivo, rector, consejo superior, etc. En principio este proceso debería finalizar en diciembre de 2010, con los concursos de profesores necesarios para que se eligiesen las autoridades.

- ¿Qué irregularidades descubrió en su gestión?
- Ya como secretario académico descubrí muchas irregularidades. Para mencionarle algunas: una organización absolutamente piramidal, el ejercicio discrecional del poder, un tejido de parientes y de personas que se decían “del palo”, favorecidos por este sistema implantado. Como decano, recién pude descubrir el trasfondo y en parte nomás, pues no tuve tiempo para averiguar todo lo que se debe averiguar. Por ejemplo, personas que por ser jubiladas en la provincia de Entre Ríos solo podían cobrar doce horas cátedras en la facultad y universidad, y sin embargo, cobraban y cobran– con la antigüedad- más de 48 horas. Otras personas habían sido designadas para funciones que nunca cumplieron, como por ejemplo, dictar clases en Concordia o Gualeguaychú y nunca fueron, o una administrativa categoría 10, designada para dictar el curso introductorio. Punteros políticos que cobraban horas sin trabajar ni en la sede, ni en la subsede, ni en unidad académica alguna, o el otorgamiento de categorías administrativas a hijos de funcionarios, además de regalarle horas cátedras por trabajo no cumplido como sucede con alguien que pertenece al área de Informática y Comunicación Institucional. Como reflejo de esta situación, fue la incalificable falsificación en más de cien resoluciones, lo cual es gravísimo. Con respecto a la falsificación de mi firma en las resoluciones, necesariamente deberán declarar la ex decana -la profesora Gloria Tarullo- y la que hacía de secretaria administrativa, María Antonia Barbera de Ríos. Ellas saben lo que ha sucedido y cómo han operado en estos tres meses de mi gestión como decano.
También hay que decir, y esto es más que relevante, el intento realizado en este año por llamar a concurso asignaturas de profesores que fueran “del palo”, como se decía en reuniones más o menos públicas.

- ¿Qué hizo al respecto?
- Bajé horas en todos los casos que pude, bajo el lema que proclamaba a los cuatro vientos: “se paga solamente por trabajo”. En el tema concursos de profesores ordinarios me esforcé para que existiese total transparencia, cosa lograda gracias al equipo que formamos. Pero hay que ver que sucederá en el futuro en este tema capital que decide el futuro de la UADER. Con respecto a la falsificación de mi firma, pedí a la rectora que formalizara el sumario administrativo que correspondía. El 12 de diciembre, al bajarme del avión proveniente de la Universidad de Sevilla, volví a reiterar lo mismo. El 19 de ese mes era destituido. Hice entonces la denuncia penal ante el Juzgado Nº 7 de Paraná, por la falsificación de mi firma en las ciento y tantas resoluciones, por los presuntos delitos que ellos implican, además del evidente de adulteración y falsificación de documento público. Es lo mínimo. Naturalmente que yo ya tenía pensado como debía obrar como última instancia para transparentar la gestión. Hasta ahora no me han citado para que esta grave denuncia se sustancie.

- ¿Cómo evalúa su gestión la frente del decanato?
- Mire, es muy difícil evaluar lo que uno mismo ha hecho. Solo quiero indicarle algo: hay que escuchar a los estudiantes. Los centros de estudiantes no son enemigos. Hay que escuchar a los profesores y trabajar con ellos. Creo que horizontalicé la toma de decisiones hasta donde pude. Inicié un proceso de informatización de la facultad y de comunicación institucional.

- ¿Cuál cree usted que es el trasfondo, si lo hay, de su desplazamiento?
- El trasfondo creo que es político partidario, y la de un sector que no quiere perder sus privilegios ni prebendas. Para ello no debían perder la Facultad de Humanidades, la más grande de la UADER. Y yo era un obstáculo insalvable, salvo que me echaran.

- A su entender la universidad está politizada…
- No me cabe la menor duda, en el mal sentido de la palabra “politizada”. Para ser más preciso: sectores políticos y gremiales han puesto a funcionarios en la facultad y seguramente también en rectorado. Para entendernos, un ejemplo: la secretaria de Extensión de nuestra facultad –una excelente persona por otro lado- fue puesta por cierto sector de la política entrerriana, y ella naturalmente respondía a sus jefes. Ella sabe muy bien que yo no estaba de acuerdo con ello, pues afectaba la progresiva autonomía universitaria que debíamos lograr. Lo mismo, pero mucho más grave, es lo que sucede con la secretaría de Investigación de nuestra facultad. Otro capítulo.

- ¿Qué hay de cierto en los rumores que circularon sobre su colaboración o apoyo a la última dictadura militar?
- Es verdad que los rumores existieron. Utilizaron la peor de las armas: la difamación. No podrán probar absolutamente nada, pues he estado muy lejos de apoyar a la dictadura militar. Nuestro libro: “Cultura Popular y Filosofía de la Liberación”, fue uno de los primeros que prohibió la dictadura militar. Le digo esto solamente como un ejemplo.

- ¿Usted apoyó el último gobierno militar?
- No he apoyado bajo ninguna forma los gobiernos militares, como tampoco los gobiernos democráticos, del signo que fuesen, cuando pretendieron utilizar la universidad para fines espurios a la misma universidad.

- ¿Tuvo alguna actividad política en su vida?
- Ninguna actividad política partidaria. Ni he pertenecido a ninguna agrupación política. Pero sí poseo una postura en filosofía política, y allí están mis escritos y libros para que cada uno la juzgue. En tal sentido la política debe estar presente en la universidad.

-¿Usted se considera un perseguido político?
- Es difícil contestar esta pregunta. He trabajado 46 años en universidades argentinas y también latinoamericanas. Lo que puedo decir es que no se perdona a quien piensa por sí mismo y no es funcional al Poder. Sí, en tal sentido, me considero un perseguido político.

- ¿Cómo es su relación con el gobierno provincial?
- Recuerde que si bien soy entrerriano de nacimiento, vengo de Santa Fe, sin ninguna vinculación con el gobierno de esta provincia. Una vez, hace dos meses, conocí al vicegobernador, el doctor Lauritto. Fue con motivo de la firma de un convenio que hicimos con la vicegobernación para dos proyectos destinados a carreras de nuestra facultad que se dictan en Concepción del Uruguay. Tuve una excelente impresión del vicegobernador. Pero no puedo decir nada más, porque carezco de elementos. Sí, agregarle algo, el convenio firmado con el vicegobernador implicaba el otorgamiento de 145.000 pesos para la implementación de los proyectos mencionados. Di instrucciones precisas al contador de la facultad para que tales fondos no se fueran para otro lado y que se pagase solo por el trabajo realizado. Hay que seguir este tema. Creo que los entrerrianos y los argentinos nos merecemos transparencia en los actos de gobierno, y publicidad de los mismos. Estamos cansados de la corrupción. Y lo que encontré en nuestra facultad, es eso, corrupción.

Claudio Carraud
ccarraud@hotmail.com

3 comentarios:

Horacio Ricardo Palma dijo...

Caza de brujas...que le dicen..
Abrazo

Anónimo dijo...

Pobres de los indigenas que transitan por vuestros estamentos... al cual me incluyo, pendiente de un papel que al menos me acredite que he pasado por vuestras tolderias.. ser licenciado en Cs. Sociales estara sujeto a algun ardid me pregunto.

Anónimo dijo...

que queres indigena... con sergio como seudo cacice y mariano como robin... acompañando la causa corrupta.. que queres!