jueves, 29 de octubre de 2009

Diálogos con Carlos Mastronardi, el último libro de Elsa Serur

El nocturnal ambiente favorece el diálogo con la sombra de Mastronardi, diálogo que Elsa recoge en la habitual destreza de su escritura, llevándonos a conocer la intimidad del poeta con palabras precisas y elocuentes.
(Emma Barrandeguy, abril de 2005)

Elsa Serur presentará el próximo viernes 23 de octubre a las 20.30 en el Club Social de Gualeguay su libro Diálogos con Carlos Mastronardi, editado por la Universidad Nacional del Litoral. El acto contará con la presencia, además de la autora, de Laura Erpen, Luis Alberto Salvarezza y Eise Osman.

“El libro habla sobre los amores de Mastronardi a partir de las cartas escritas por las mujeres que lo amaron y que él me entregó pocos días antes de morir. Y algunos diálogos que rescatan su posición frente a la vida y el arte”, afirma la autora de este libro que promete hacernos conocer al gran poeta gualeyo en una faceta más íntima.
Sobre las expectativas que tiene con este libro, Elsa sostiene “de que se conozca mejor a nuestro gran poeta, porque a través de este libro se conoce el contexto donde se desarrolló su vida y la influencia de la misma en su obra”.


- ¿Cómo nace la idea del libro?
- La idea del libro nace porque si él nos confió sus cartas era para publicarlas y que no se perdieran sus recuerdos. Además, su única familia que era su sobrino Jorge Lecuna, me pidió que las publicara.


Elsa Serur y su esposo Eise Osman conocieron íntimamente a Carlos Mastronardi. “Lo conocimos en el café Tortoni, en Buenos Aires, por intermedio de un amigo. Desde mi época de estudiante admiraba a Mastronardi y Borges; y cuando tuve la suerte de conocerlo, de ser invitados por él para compartir un café en el Tortoni para mí fue muy gratificante, cuenta Elsa. Además, gracias a él conocimos a Borges. Ya no recuerdo la fecha pero nosotros éramos muy jóvenes y él ya era una persona mayor. A pesar de la diferencia de edad, nos hicimos muy amigos y nuestra amistad se fue profundizando cuando vivíamos en Holt y recibimos una extensa carta donde elogiaba los poemas de Eise, que luego prologó. Y vino a nuestra casa para leer la última prueba de galera; el libro se llama Poemas”.


-¿Cómo era la personalidad de Mastronardi?
- Era una persona muy sensible y con agudo sentido del humor, con una fina ironía. Su trato era selectivo, según la calidad intelectual de las personas que compartían sus códigos. Con el resto de las personas era amable pero poco dado a las confidencias.

“Mastronardi era un gran poeta, reconocido a nivel mundial, afirma Serur. Esto lo atestigua Eugene Montale, Premio Nobel de Literatura, que llevó a analizar, a una tertulia literaria en Florencia, la poética de Carlos Mastronardi; según cuenta César Tiempo. Después de esto podemos deducir cual es la importancia de Mastronardi en la literatura no solamente entrerriana sino mundial. Borges reconocía en Mastronardi un poeta que podía tomarse algunas licencias literarias, comparándolo con poetas de renombre mundial.”

- ¿Cómo lo recuerda?
- Lo recuerdo como un gran amigo. Intelectualmente –junto a Eise- compartimos muchos momentos de interés mutuo, en largas charlas donde intercambiábamos ideas sobre literatura y filosofía. Su comprensión del arte era apolínea; es decir equilibrado, coherente, dejando traslucir una ultraconciencia –en el caso de Valery y Mastronardi que no creían en el vitalismo, como creía Bernard Shaw- que denota de alguna manera un cierto equilibrio de la forma. Y la nuestra era dionisíaca; lo dionisiaco es la desmesura que se apoya en lo vital y tiene como fondo la tragedia según Nietzsche. Pero, de todas maneras, logramos conciliar en una síntesis ambas posiciones.

- Leí que Mastronardi tenía fobia a la luz, que era un personaje nocturno, ¿es cierto esto? ¿No se contrapone en algunos aspectos con su obra poética?
- Creo que de ninguna manera se contrapone la noche con el poeta, y Mastronardi, como el gran poeta Novalis, disfrutaba “la noche mística”. Recuerdo que en una ocasión nos visitó y fue invitado a compartir un asado en el balneario, y nos confesó su miedo al sol. Por supuesto que no fuimos y nos quedamos en casa, compartiendo una tallarinada.

Mastronardi vivió un tiempo en la casa de Elsa Serur y Eise Osman, antes de morir el gran poeta – tal vez por agradecimiento o en nombre de esa gran amistad- les legó su obra. “El quedó muy solo cuando murió su compañera Eduardita; esto se aclara leyendo las cartas del libro. Compartió una gran amistad con nosotros dos y confiaba en nosotros.”

Claudio Carraud

ccarraud@hotmail.com









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